Bill Russell fue uno de los primeros en felicitarle. Kareem Abdul-Jabbar, otro mito, asistía de cerca a la celebración de Phil Jackson y sus Lakers. El Zen Master acababa de conquistar su undécimo anillo de la NBA como entrenador (tiene otros dos como jugador). No tiene dedos en la mano para tanta joya, él, que ha manejado con esas mismas manos a dos de las estrellas más rutilantes que han pasado por la Liga a lo largo de la historia: Michael Jordan y Kobe Bryant.

Jackson habló poco, prefería conceder todo el protagonismo a sus jugadores. Ni siquiera despejó alguna de las incógnitas sobre su futuro. ¿Seguirá un año más en los Lakers? ¿Se retirará definitivamente debido a sus problemas físicos? La solución, al parecer, podría llegar el próximo domingo 27 de junio, cuando tiene previsto dejar la ciudad de Los Ángeles por vacaciones. "Tengo algunos problemas médicos que debo chequear. Hay cosas que tengo la obligación de hacer", dijo a Hannah Storm, de ESPN, aún con el Staples Center coreando a sus campeones.

En las casas de apuestas estadounidenses, la retirada de Phil se paga 3 a 1. Su fichaje por los Cavaliers, por su parte, está 8 a 1. ¿Con o sin LeBron James en el equipo? Por lo pronto, Jackson saborea el triunfo, otro más, luego ya verá. Uno puede tomarse las cosas con calma cuando respira en lo más alto.