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ACB | REAL MADRID 74 - CAJA LABORAL 80

El Real Madrid despierta tarde y cede la segunda plaza al Caja Laboral

El Caja Laboral de Vitoria le quitó, a falta de dos jornadas para que acabe la liga regular de la ACB, el segundo puesto al Real Madrid, en un espectacular encuentro, en el que el sobresaliente partido de Prigioni (22 puntos) sirvió de muy poco a los blancos. Splitter que no se entrenó en toda la semana consiguió 15 puntos y cuatro rebotes.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
El Real Madrid despierta tarde y cede la segunda plaza al Caja Laboral

Para decapitar al monstruo del Palau, conseguir el segundo puesto de la fase regular resulta vital en una temporada de claro color azulgrana. Y los máximos aspirantes para dar la estocada son Caja Laboral y Real Madrid. En ese orden ahora porque los vitorianos han vuelto a doblegar a los blancos en competición doméstica en un partido con claro dominador visitante con amago de épica casi al final. Y es que equipo de Ivanovic pasó por encima de un Real Madrid sin ideas gracias a la buena defensa plantada por el equipo vasco desde el inicio. Prigioni tiró de un carro destartalado hasta que Llull decidió echar una mano, pero entonces la tercera plaza ya estaba destinada para el Real Madrid. Posición que, salvo milagro, deja a los de Messina sin el factor cancha a favor y con la maldición del tercer puesto como losa (ningún tercero ha alzado la liga).

Si ya de por sí los duelos entre madridistas y baskonistas vienen cargados de tensión, la posibilidad de asegurar la segunda plaza de la fase regular multiplicaba la emoción de un partido con doble premio, apropiarse también el factor cancha hasta una hipotética final. La batalla por el segundo puesto se iba a librar con Prigioni y Tiago Splitter de timoneles.

Con un Caja Laboral ávido por encontrar territorio madridista, los triples de Oleson dejaron a los de Ivanovic con un 0-6 en el luminoso de Vistalegre, pero con un pellizco tempranero con las dos faltas de Splitter en tan sólo tres minutos de partido. Ni por asomo el técnico montenegrino estaba por la labor de sentar al pívot y con él en cancha el equipo vasco se fue hasta el 7-16 con un parcial de 0-8 gracias a la buena defensa y los problemas que el Madrid tenía para hilvanar juego. Hasta el punto de ver a Felipe Reyes lanzando desde la línea de 6,25 y conseguir su segundo triple de la temporada. El primer cuarto llegó a su fin con un 15-23 después de una falta en ataque de Jaric que Marcelinho la aprovechó para cocinarse una gran canasta a falta de cuatro segundos.

El mayor contratiempo de Dusko era ver como Splitter y Golubovic ya contaban con dos personales antes de que acabara el primer cuarto así que el balcánico decidió sentar a Thiago y dar entrada a Teletovic. El papelón de Messina era todavía peor. Miraba el banco, lo movía pero no encontraba la forma de romper la telaraña defensiva vasca. Según pasaban los minutos, al Caja Laboral se le veía más suelto. Además de defender, empezaba a torpedear a su rival con Marcelinho y Splitter como martirio madridista hasta el punto de irse a los 18 puntos de ventaja.

Viendo el panorama Messina pidió un tiempo muerto para pedir a sus jugadores intensidad en el ataque y el único que pareció escuchar las directrices fue Pablo Prigioni que tiraba tímidamente de un carro destartalado con sobrepeso en algunos tramos. Lastre como el de Almond, todavía por aclimatar (ningún punto y ningún tiro al descanso), y eso provocó la enervación del argentino cuando el georgiano no leía sus intenciones.

Llull y Prigioni al rescate

Mientras el Caja Laboral sometía a su rival en Vistalegre, claramente superior en tiros de dos, Ettore Messina enfiló el túnel con cara de pocos amigos (35-46). La aportación en el conjunto madridista era escasa, sólo cuatro jugadores habían anotado y Jaric sumaba otro de tiro libre, y la pasividad ante los lanzamientos lejanos de los vitorianos eran las principales debilidades de un equipo a remolque durante los primeros minutos del segundo periodo. Se mantenía agonizando gracias a la efectividad en los tiros libres pero los de Ivanovic hacían la goma a base de triples. A este factor se tuvo que aferrar también el equipo madridista para plantar cara a su rival y lo consiguió a falta de dos minutos para el final del cuarto, momento en el que Llull se apiadó de Prigioni y decidió echar una mano. Un triple del balear bastó para meterse al público en el bolsillo y a partir de ahí, con la grada entonada, el ambiente se cargó de emoción. Llegaron jugadas inexplicables como los seis intentos blancos bajo canasta para meter un maldito punto, y el intercambio de triples lejanos como el de Marcelinho desde su casa con respuesta inmediata de Prigioni.

Los últimos diez minutos olían a heroicidad. El Madrid ya estaba conectado con su grada y el impulso dejó a los blancos a un paso de la épica. De los 18 puntos de ventaja se pasó a dos a falta de ocho minutos para el final del encuentro. Se puede hablar de mérito madridista como de demérito vasco porque la seriedad defensiva se tornó en estrés preocupante en los jugadores de Caja Laboral que se vieron desbordados por todos los costados en poco tiempo.

Con el equipo vitoriano atenazado, el Real Madrid consiguió la igualada a falta de dos minutos para el final gracias, como no, a Pablo Prigioni, pero el Caja Laboral mostró su mejor antídoto, la conexión brasileña Splitter-Marcelinho para finiquitar un partido con complicaciones pero que al fin y al cabo deja a los vitorianos con la segunda plaza en el bolsillo. Y al Real Madrid tercero, puesto desde el que nadie ha sido capaz de hacerse con la Liga.