El circo Dixon llega a Moscú con 26 grados bajo cero

Está Málaga tan encantada con la irrupción celestial de Juan Dixon, que ya se han olvidado las miserias de la ACB, el carrusel de fichajes, todo. Y entre tanta admiración, llega el Top-16. La Euroliga, bálsamo este curso del Unicaja, entra en la hora de la verdad. Ahora no hay grandes jugando a medio gas ni invitados diplomáticos que hagan relleno en la primera fase. Y así, como el que no quiere la cosa, aparecen los malagueños en un Moscú azotado por un frío exagerado: 26 grados bajo cero.

El CSKA ha perdido el glamour que le daban los trajes italianos de Messina pero continúa teniendo en sus filas a gente como Siskauskas, Langdon o Holden. No es poca cosa. Sin embargo, la sensación es que se puede competir. Una victoria del Unicaja le pondría cerca de los cuartos de final y le daría opciones de terminar líder, con lo que eso supone (factor cancha). Suena lejano hablar de cuartos cuando todavía no ha arrancado ni el Top-16, pero los de Aíto están ahora donde están por su demoledor comienzo en la fase previa. Unicaja llega al gélido Moscú con Dixon y también con Dowdell. Ambos se estrenan en la Euroliga. También se enganchan a la expedición Freire y Lima, los damnificados del fichaje de Dowdell. Jóvenes y con talento a los que sólo les queda la Euroliga para tener minutos. Aíto tiene tocado a Printezis, otro hombre clave. Su tobillo pide una tregua, pero Moscú esconde oro. Helado, pero oro al fin y al cabo.