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Baloncesto | ACB | Real Madrid 81 - Cajasol 61

Velickovic despierta y el Madrid se luce ante Plaza

El Cajasol perdía por 31 al descanso. Hansen se lesionó

<b>SIN RIVAL. </b>Bullock trata de anotar en la canasta del Cajasol, que no planteó problemas al Madrid.
SIN RIVAL. Bullock trata de anotar en la canasta del Cajasol, que no planteó problemas al Madrid.felipe sevillano

Las buenas y las malas noticias le llegaron a Messina en el mismo periódico, en sólo veinte minutos. Tiempo suficiente para que el Real Madrid sentenciara el partido con un inapelable 50-19 -los blancos sumaban al descanso 75 puntos de valoración por -3 de los sevillanos- y para la lesión nuestra de cada día: Hansen fue en esta ocasión la víctima, retirándose a los 18 minutos por un problema en la planta del pie derecho. Diagnóstico: una semana de baja. Ese 50-19 zanjó el diálogo entre Messina y Plaza, presente y recientísimo pasado del Real Madrid. "Aún tengo la piel muy fina", afirmaba el técnico catalán en la previa, al ser preguntado sobre si se emocionaría al pisar de nuevo Vistalegre. Lo hizo, pero el enfado pudo con el corazón.

No sabemos qué es lo que pesó al Cajasol en su visita a Madrid. Quizá la etiqueta de equipo revelación o el saborear el cruce copero con el Barça, probablemente las cámaras de televisión. Lo cierto es que en veinte minutos nada quedó en pie en la giralda visitante. Baste un detalle: Triguero, el mejor jugador visitante en una primera parte sevillana para olvidar, se cargaba con tres personales. Lo dicho: el día nació torcido.

Decidido.

Mientras, en el bando local, nueve jugadores ya habían anotado, lo que permitía vivir a Messina la primera parte más plácida desde que aterrizó en Madrid. Lamentablemente, lo peor para el aficionado no era la enorme brecha en el marcador, los 31 puntos por los que dominaba el Madrid, sino el sopor que presagiaba. Porque en la reanudación, el partido derivó en un insulso intercambio de canastas.

El Cajasol defendió más, corrió incluso al contraataque, con Kirksay por fin con el mono de trabajo, se despidió de Madrid con un triple desde diez metros de Ager (el 81-61 final) y la ovación de la grada a Plaza, mientras que los locales aprovecharon la cuesta abajo para no forzar el motor. La renta permitió a Messina dar a Llull mando y minutos, bienvenidos tras la lesión de la que el menorquín reapareció el miércoles en Milán. Prigioni y Jaric disfrutaron así de algo de descanso. Es de agradecer cuando el calendario reserva aún tantas curvas.