Messina derriba la maldición de Málaga

Es un día triste para el baloncesto español, pero seguramente no haya mejor homenaje para los que no están que juntar filas y pelear, apretar los dientes y sudar por el triunfo y por el baloncesto. Y eso hicieron Unicaja y Real Madrid, entregar un duelo abrasador con una intensidad propia de playoffs y la primera prórroga de la temporada. Un partido con defensas de hierro, con acciones espectaculares, con emoción y alternativas, de nervios, sangre y fuego. Y también con fallos, imprecisiones y errores. Porque así es el baloncesto y así es la vida; Que sí, incluso en un día como hoy puede ser maravillosa.

Ganó el Real Madrid y no es poca cosa. Ha hecho falta la llegada de Messina y una inyección importante de dinero para hacer un equipo ganador que, aún así, pasó las de Caín en una de sus pistas malditas, donde llevaba cinco golpes en la frente en sus últimas cinco visitas. Y perdió, claro, Unicaja, y tampoco es poca cosa, porque los malagueños se van a un 0-3 que siembra dudas y hurga en la herida de la pérdida de sangre que persigue al equipo de Aíto en los finales igualados. 0-3 y un dato llamativo: Unicaja ya ha igualado sus derrotas como local de toda la última Temporada Regular tras rendir la plaza ante Ayuda en Acción Fuenlabrada y Real Madrid. Los blancos, por cierto, se acuestan colíderes y con el expediente inmaculado.

Había bajas y había dudas, y el partido tuvo de todo simplemente para llegar al último cuarto con todo por jugar (50-50). Las principales fases de gobierno fueron de los locales, que llegaron a amenazar con la ruptura en el tercer cuarto (48-36) y en la prórroga (71-66). Pero por mucho que corriera Unicaja, el Real Madrid le esperaba a la vuelta de cada esquina para terminar ganando por dos, un mundo, casi un universo, cuando tu mayor ventaja ha sido de tres puntos, incluido un 59-62 en el último minuto del tiempo reglamentario que rompió Unicaja con una jugada de cinco puntos: triple de Printezis y tiros libres de Jiménez por falta de Garbajosa en el bloqueo.

Duelo de colosos en los banquillos

El partido era además un choque entre Aíto y Messina, dos de los mejores entrenadores de Europa, en la categoría del maestro Obradovic y muy pocos más. El italiano, con sus problemas en el juego interior, planteó un partido en el que jugó muchos minutos con dos 'cuatros', Velickovic y Garbajosa, y no pocos con dos escoltas. Unicaja respondió con una defensa de máxima intensidad sobre los exteriores blancos y aprovechando su poder interior con Archibald, Freeland y Printezis. Cuando llegaron más puntos en la zona y Unicaja barrió más rebotes, los malagueños vivieron con cierta solvencia.

La película del partido se dividió en varios capítulos, el primero hermoso y equívoco. En medio cuarto, el marcador reflejaba un 13-13 tras unos minutos de ritmo vertiginoso y acierto de Printezis y Prigioni. A partir de ahí, tiempo muerto, toque de atención desde los banquillos y partido nuevo: defensas, sudor, atascos, pérdidas... partida de ajedrez entre técnicos. Hasta el final del primer cuarto apenas se anotó (18-15) y el segundo marcó la dinámica de lo que iba a ser casi todo el decorado a partir de entonces, con Unicaja pegando pequeños tirones (32-27) y el Real Madrid resistiendo. Hubo momentos para el lucimiento de Welsch o Cook, pero Unicaja vivía de sus hombres interiores. Printezis demostró que es un perfecto '4' moderno (18 puntos y 5 rebotes, 2/3 en triples); Freeland no paró de ganar batallas en la zona (15 puntos, 9 rebotes, 2 tapones) y Archibald capitaneó a las tropas en el fragor definitivo del combate. Terminó con 8 puntos y 5 rebotes pero resultó omnipresente cuando la grada era una caldera y el partido un infierno casi imposible de arbitrar, las Termópilas en la lucha por cada rebote.

Prigioni y Bullock, Bullock y Prigioni

En el tercer cuarto, ya lo apunté, se pudo negociar la suerte del partido. A base de defensa, de dominio del rebote y de un ritmo más alto, Unicaja pegó el hachazo que le llevó a los 12 de ventaja con Printezis desatado. Y seguramente fue exactamente ahí, a punto de perderlo, fue cuando empezó a ganar el partido el Real Madrid, que mantuvo a los malagueños cuatro minutos sin anotar y llevó el choque al 50-50 con liderazgo de Garbajosa y Velickovic, un jugador de pura clase que estuvo especialmente combativo para equilibrar la lucha por el rebote y que terminó con 14 puntos y 9 rechaces, el mejor de su equipo en el tiempo reglamentario.

Tras un último cuarto en el que se sangró por cada punto (cuatro por bando en cinco minutos), se llegó al tramo final, la acción de cinco puntos de Unicaja y un fallo por bando para llegar a una prórroga que fue una pequeña recreación del partido: los locales tiraron y tiraron, los visitantes resistieron y aprovecharon su ocasión, olisqueada finalmente por dos veteranos como Prigioni y sobre todo Bullock, toda vez que no había noticias de Kaukenas (cero puntos y mal partido, como ante Lagun Aro), ni minutos para Herverlle, ni acierto de Llull ni consistencia de un Hansen que parece un espíritu demasiado libre en el 'sistema Messina'.

En la prórroga hubo oposiciones a héroe en Unicaja. Freeland y Jeter dirigieron el último tirón pero luego el base, apenas director de juego, se suicidó y cayó en la red de Prigioni, que sostuvo las riendas del duelo en los minutos decisivos. Con 75-78, un triplazo de Cook empataba para que a continuación Bullock respondiera con otro triple excelso. Era la puntilla y no es casualidad que el veterano Sweet Lou fuera el héroe en la lejana última victoria blanca en Málaga y haya sido el héroe hoy otra vez. El Real Madrid anotó 17 puntos en la prórroga: 10 de Bullock, 7 de Prigioni. Dos triples del americano, uno del argentino; Y ocho tiros libres sin fallo entre los dos. Así que Bullock, defendido con obsesión y minimizado casi todo el partido, terminó con 18 puntos e hizo olvidar el 6/28 del Real Madrid en triples. Entraron los que tenían que entrar, al fin y al cabo. ¿Y prigioni? 20 de valoración con 15 puntos.

Así que ganó el Real Madrid a Unicaja y deja un 3-0 contra un 0-3. Ganó Messina a Aíto y vivimos un partido de alto voltaje y baloncesto de furia apenas en la tercera jornada. Habrá que creer que sí, que incluso en días como hoy la vida puede ser maravillosa.