Messina deja su tarjeta de visita: +20 en Sevilla

Messina no presentó su superproducción en una sala glamourosa. El calendario mandó el estreno al velódromo de Dos Hermanas. Pero para Ettore, como si hubiese sido el Madison. La película va a ser buena, salta a la vista. En su primer día, el Madrid trituró, por ser dulce, al descorazonador y pusilánime Cajasol. Plaza y Tabak tienen trabajo. Lanzado por sus escoltas, superándose en cada defensa, vigilado por el látigo de su entrenador, corriendo el contragolpe con el manual debajo del brazo, consiguiendo siempre el pase extra adecuado para el triple perfecto, el Madrid jugó un partido redondo que certifica su condición de aspirante. Todo esto sin Felipe Reyes ni Hansen, que se cayó a última hora por una mezcla de problemas físicos (fascitis y desgarro en uno de sus gemelos que desaconsejaban su participación).

La oposición del Cajasol, sorprendido por la salida ambiciosa del Madrid, duró cinco minutos. La progresión del partido (11-26, 23-45, 31-59 en los tres primeros cuartos) resultó bochornosa para los chicos de Plaza, disminuidos, casi puestos en ridículo por la profesionalidad y el método del Madrid. Impresionó Kaukenas, que mantuvo en la superélite al Siena sin estar rodeado de un gran equipo y que llega a Madrid para ganar títulos.

Todo funcionó.

El lituano, todo un carácter, es un jugador de equipo, total, total. Le acompañó, exuberante, Llull. Garbajosa y Lavrinovic, sin números espectaculares, dejaron también buenas sensaciones. Ayer sólo falló Velickovic, serbio con cara de niño aún, demasiado tímido, como sobrecogido por la nómina de compañeros que le rodean.

Todo funcionó en el Madrid, hasta la pareja con ADN Tau: Prigioni-Vidal. Llora Querejeta. Y por supuesto, Bullock, de seda, incombustible. El primer día fue un baile maravilloso que invita a pensar que el Madrid estará muy arriba. A Messina le gusta repetir que el Barcelona es un monstruo, pero después de lo de ayer por la tarde en el velódromo de Dos Hermanas, que terminó aplaudiendo la exhibición, la pregunta es: quién es de verdad el monstruo.