España calibra en Vilna su condición de invicta

Es el último test. Y vale doble, porque Lituania es el rival y porque por primera vez en tres años, la Selección afronta un amistoso fuera de casa (desde el viaje al Mundial 2006). Es decir, sin el calor y el olé de la grada. El equipo que sueña con el oro llegó ayer a Vilna­, capital lituana, con Rudy Fernández tocado, pero con el resto de sus integrantes afilando el colmillo, incluidos Mumbrú y Pau Gasol. El alero podrá disfrutar de minutos una vez recuperado de la rotura fibrilar en el recto de su pierna izquierda, sufrida frente a Gran Bretaña. Por su parte, el ala-pívot podría aplazar su reaparición al primer partido del Eurobasket, el próximo lunes, con Serbia enfrente.

Son buenas noticias, acuérdense de la alarma cuando se lesionó el dedo índice de su mano izquierda en San Fernando (Cádiz), aunque algunos esperaban que el laker pudiera incluso jugar esta tarde en Vilna. Lituania es un buen sparring (pese a las ausencias de Jasikevicius, Siskauskas o Kaukenas, éste ya de pretemporada con el Real Madrid), aunque quedó con evidentes magulladuras tras el cara a cara del 21 de agosto en Sevilla. Entonces, los de Butautas cayeron por 100-74 ante España, que jugó a lo grande con un intimidatorio parcial de arranque (10-0) y Navarro a la cabeza anotadora con 23 puntos.

El partido ofrece el aliciente extra de ver frente a frente a Garbajosa y Darjus­ Lavrinovic, perlas de estreno en el proyecto de Messina. El otro plus del duelo es el de finalizar la fase de preparación del Eurobasket como única selección invicta.

Sólo Grecia (siete victorias y dos derrotas) mantiene el pulso a los de Sergio Scariolo entre las otras catorce selecciones que en las últimas semanas se han puesto a punto (la que cierra el campeonato es Francia, que se ganó el pase a Polonia tras derrotar a Bélgica en el playoff de la fase de clasificación). El 8-0 sería la mejor credencial con la que acudir a Polonia. "Partiríamos de una pole-position­ ideal -dijo ayer el seleccionador-, pero con una distancia corta respecto a los otros coches, más corta de lo que la gente pueda pensar". En ello están los de Scariolo, por más que el calor y el olé de la grada queden ya muy lejos.