El Palau, territorio prohibido para el Real Madrid

euroliga | barcelona 90 - real madrid 79

El Palau, territorio prohibido para el Real Madrid

El Palau, territorio prohibido para el Real Madrid

Como en el choque ACB y como en todos los duelos de Euroliga en cancha azulgrana, el Real Madrid se fue de vacío y deja la resolución del grupo para la última jornada. El Barça fue netamente superior y asfixió al Madrid con más altura, más plantilla y más calidad. Esta vez Felipe Reyes tuvo un día negro, frenado totalmente por Fran Vázquez, y el Madrid fue siempre por detrás, haciendo la goma hasta que los de Xavi Pascual rompieron el partido en el tercer cuarto.

El Palau se le resistió una vez más al Real Madrid en Euroliga. Pero en el triunfo azulgrana hubo algo más que la sempiterna maldición blanca en Europa cuando viaja a pista azulgrana. La lectura es unívoca tras cuatro enfrentamientos con tres triunfos de un Barcelona que siempre ha sido superior excepto en el último cuarto del partido de Euroliga en Vistalegre. El resto, triunfo incontestable en Copa y dos palizas en dos duelos, ACB y Top 16, en el Palau.

Las armas de los de Xavi Pascual fueron las de siempre ante un rival mucho menos equilibrado: una defensa brutal alentada por el Palau y propiciada por la profundidad de su plantilla, y aprovechamiento máximo de su superioridad en centímetros que sacó de quicio a Felipe Reyes (sólo 7 puntos y 5 de valoración) y agigantó a los Vázquez (inconmensurable en defensa y resolutiva en ataque), Andersen (22 puntos) e Ilyasova. Con una defensa más profunda y equilibrada y un ataque más fluído y con más calidad y recursos, el Barcelona permitió al Madrid hacer la goma hasta el descanso, rompió el partido en el tercer cuarto y se permitió prácticamente todo un cuarto, el último, de disfrute ante un rival tocado y, pese a su inquebrantable espíritu, finalmente hundido. El 90-79 (con capa de maquillaje incluida) deja el average a favor del Barça que ahora tiene el as en su manga: si gana en Tel-Aviv, será primero de grupo. Si pierde y el Madrid gana al Alba, serán los de Plaza los que consigan el premio gordo: ventaja de campo para cuartos y, seguramente, sin el Tau como rival.

Aunque el partido apuntó pronto a un desenlace favorable a los locales, las sensaciones del primer tiempo fueron tan encontradas que, al descanso, la mejor noticia para el Real Madrid era seguir vivo, haciendo la goma con un estilo que va camino de patentar y pese a haber encajado la losa de 48 puntos (48-38). Asfixiado por una defensa brutal del Barcelona, que se puede permitir acumular cansancio y personales por la profundidad de su banquillo, apenas encontró luz ataque. De tal suerte que la anotación llegaba con sufrimiento, a base de tiros libres y gracias a chispazos individuales, triples de Llull en el primer cuarto o suspensiones de seda de Bullock con la defensa encima.

Con eso y su habitual brega en el rebote ofensivo el Madrid navegaba pese a las malas noticias: Raúl López se fue al banquillo en el segundo cuarto entre gestos de dolor y ya no volvió, Mumbrú jugó tres minutos para acumular tres faltas, antideportiva incluida; Massey y Winston (que terminó sin anotar) pasaban de puntillas por el partido y Van den Spiegel hacía lo que podía ante un rival feroz y gigante en la zona, apuesta muy alta para Felipe Reyes, al que frustró esta vez la defensa azulgrana, que punteaba todos los tiros ((6/20 del Madrid en tiros de dos en el primer tiempo, 11/35 al final), tocaba todos los balones, anulaba todas las circulaciones. En este sentido, Fran Vázquez fue clave en el trabajo sobre el pívot cordobés, al que limitó totalmente con su envergadura. A base de intensidad, piernas y ayudas, el Barça hacía sufrir lo indecible al Real Madrid en un primer tiempo que fue una batalla de tremenda dureza (15 faltas cada equipo).

Por lo demás, el Barcelona doblaba al Real Madrid en valoración, robaba más balones, perdía menos, ponía más tapones (entre ellos el número 100 en Euroliga de Fran Vázquez) y asistía más, papel en el que, como en Copa, resultó fundamental Navarro. El escolta (16 puntos, 6 asistencias, 25 de valoración) manejó el ataque azulgrana, que al fin y al cabo posee más recursos, más calidad y más profundidad que el de su rival. Navarro anotó 9 puntos en el primer cuarto propiciando el primer despegue (9-2) y supo ver a sus compañeros libres en la zona cada vez que penetraba y la defensa blanca se cerraba en bloque sobre él.

Y con eso, latigazos de Basile y el constante trabajo de Sada (defensa, asistencias, concentración e incluso algún triple), el Barcelona estabilizó una ventaja de 10-12 puntos durante el segundo cuarto. Sin embargo, en los peores momentos, el Real Madrid volvió a remar con sudor y sangre, a sumar poco a poco como una hormiguita. Los azulgrana estuvieron precipitados en los ataques en los que pudieron hundir más el hacha y buscar la frontera del +15 y, así, con el liderazgo de Bullock (15 puntos pese a llegar sin fuerzas al último cuarto), seguía vivo. A remolque pero vivo y a la espera de acontecimientos en el segundo tiempo.

El Madrid se ahoga en el tercer cuarto

Esta vez, sin embargo y lejos de su fortín de Vistalegre, el Madrid no tuvo fuelle ni sobre todo baloncesto para buscar la remontada, ni siquiera para llevar el partido a uno de esos finales histéricos de los que acostumbra a sacar provecho. El Real Madrid salió del descanso a ritmo de triple (Mumbrú, Bullock...) pero encontró respuesta en Fran Vázquez, un titán, y un Andersen renacido con respecto a su pésima imagen de la Copa. El Madrid soñó por última vez con 50-41, pero le falló esta vez Felipe, al que Vázquez desesperó por completo hasta llevarle a la técnica, y Bullock no tuvo más compañeros, porque Massey (pese a un par de acciones de raza) no da para mucho más y el recién llegado Winston firmó una actuación espectral. Llull fue inconsistente y Hervelle no mostró su recuperación de los últimos partidos, y el Barcelona fue mejor cuando brilló y cuando se metió en la guerra sucia y defendió su aro mucho mejor que el Real Madrid, que no tuvo balance y permitió demasiados puntos bajo su aro. Cuando se puso en zona, ya era tarde.

El Barça salió al último cuarto con un robo de Navarro y un triple de Ilyasova y tuvo al Real Madrid más de tres minutos en un punto, hasta que Felipe anotó el que era tan sólo su punto número 7. En pleno éxtasis de la grada, Andersen remató su brillante noche y las ventajas alcanzaron diferencias sonrojantes (84-59). A partir de ahí el Barcelona se dejó llevar después de más de 30 minutos de una intensidad abrasiva y el Real Madrid peleó con algunas acciones de clase del redimido Tomas para maquillar el marcador, ya perdidos el partido, el average y el liderato de grupo. Los dos marchan ahora en 4-1 y decidirá la última jornada. Pero el Barcelona, intratable en el Palau, es ahora el que tiene la sarten por el mango.