Navarro acaba con el Madrid de las mil vidas

copa del rey | real madrid 75 - barcelona 83

Navarro acaba con el Madrid de las mil vidas

Navarro acaba con el Madrid de las mil vidas

No hubo otro milagro del Real Madrid, aunque por momentos el partido siguió el guión de las últimas remontadas blancas. El Barcelona dominaba y los de Plaza hacían la goma y respondían a cada tirón. Pero en el último cuarto surgió un magistral Navarro que robó el protagonismo a un Bullock hasta entonces estelar y decidió el partido. Anotó cuatro triples en ese parcial y terminó con 28 puntos y 10 asistencias para prolongar la mala racha de los blancos en la Copa. El Barcelona es semifinalista.

Siguen las maldiciones. La del Real Madrid, que a pesar de ser el rey de Copas no gana esta competición desde el 93 (tiempos de Sabonis), y la del anfitrión. Porque, si Estudiantes no lo remedia, no habrá alegría local en la fiesta de la Copa, algo que se repite desde 2002. El Barcelona fue durante todo el partido superior al Real Madrid pero necesitó mucho sufrimiento y al mejor Navarro para evitar otro milagro blanco. A los de Plaza, hasta que surgió el escolta catalán, les bastó un plan similar al del duelo de Vistalegre en Euroliga para mantenerse siempre vivos y al acecho. Al final, y pese a Felipe y Bullock, al Madrid le pesó demasiado su plantilla más limitada, su falta de centímetros y la nula aportación de algunos jugadores, con los nuevos fichajes, Hosley y Massey, a la cabeza.

En la primera parte el partido siguió las pautas previstas, al menos en cuanto a su tendencia: el Barcelona mandaba y este Madrid de las mil vidas hacía la goma de forma admirable. Los blancos parecen aclimatados, con todo el riesgo que conlleva, a remar a contracorriente y minimizar ventajas sin atisbo de nervios. En el primer cuarto, los azulgrana pegaron el primer tirón (12-19) para nada (19-23 final). En el segundo, el Barcelona apretó un poco más el lazo (30-38) pero sólo un triple de Sada evitó que el marcador terminara otra vez absolutamente ajustado (38-44 final).

En el juego, sin embargo, hubo sorpresas. El Barcelona comenzó con una fluidez excepcional en ataque, lo que le sirvió para llevar al Real Madrid con la lengua fuera, pero sufrió mucho en cuanto corrió menos, perdió más balones y se metió en un ritmo más rugoso, más del gusto de un Madrid que tuvo a sus ases habituales y una sorpresa. Los ases fueron un Felipe de trabajo titánico (8 puntos, 5 rebotes al descanso) y un Bullock (10 puntos en ese tiempo) con una finura excepcional, anotando siempre con los defensores encima, fabricando tiros para él y juego para sus compañeros. La sorpresa fue la conexión Pepe-Van Den Spiegel, por la participación del primero y la aportación ofensiva del segundo, un alivio para su equipo, que había padecido de salida, con Massey y Felipe, la diferencia de centímetros ante un Santiago imparable cerca del aro y un Ilyasova excepcional, que dejó en el arranque del partido todo el extraordinario repertorio que atesora: triple, mate tras finta y suspensión desde media distancia.

El Barcelona mandaba con eso y con la intensidad de Sada, que trabajó muy duro en defensa sobre Llull mientras esperaba que el partido llamara a Navarro. Y le llamó. El escolta entró poco a poco en calor, pasando de limitarse a perseguir a Bullock en defensa a terminar el primer tiempo, visto y no visto, con 12 puntos. Una vez activo, no frenó y, junto a un Ilyasova otra vez letal, castigó al Real Madrid en el arranque del tercer cuarto. Una vez más, como en sus últimas victorias-milagro, el Madrid llegó a un momento crítico (43-56, 47-59). Además, esta vez era el Barcelona el que lograba las canastas imposibles, como un triple de Basile a tablero que cortó el primer conato de reacción blanca.

Pero, también una vez más, el Madrid creció cuando estaba contra las cuerdas. Siempre herido, nunca herido de muerte. Ese parece el lema de un equipo que se puso en manos de sus eternos bastiones. Sin apenas aportación de Massey y Hosley, apagada la efervescencia de Pepe y Van Den Spiegel, todo quedó en manos del sudor y la fatiga imposible de Felipe y, sobre todo, de la magia de Bullock. Excepcional, el escolta sumó 12 puntos en el tercer cuarto, cargó con el Real Madrid a sus espaldas, quebró cada variante defensiva rival y, 3+1 incluido, comprimió de nuevo el partido: 58-61 hasta el 59-64 con el que se cerró el tercer acto. El Madrid saludó al Barça con el cuchillo entre los dientes. Seguimos aquí; otra vez. Bienvenido a tu pesadilla; otra vez.

Navarro destroza los planes del Madrid

El último cuarto empezó con nervios, con la carga de tensión a niveles volcánicos. Hosley, antes de irse al banquillo, se botó el balón en el pie en un pérdida impropia de un partido así. La primera fue de Basile con un gran triple y la respuesta de Van Den Spiegel, pero el Real Madrid sufría otra vez cerca de la zona porque Santiago, en el banquillo con tres faltas en el tercer cuarto, volvía a erigirse como una muralla de centrímetros imposible de escalar para los blancos.

Entonces, hacia el ecuador del último cuarto, el plan del Madrid, otra victoria inventada de la nada, se hundió tras la sombra de Navarro. Excepcional, el ex de los Grizzlies olió su momento y martirizó al Madrid con la ráfaga más deslumbrante del partido, que oscureció incluso la excelencia de Bullock. Navarro, sin solución de continuidad, enlazó tres triples consecutivos. Salvaje, disparó al Barcelona muy cerca del triunfo (63-76 con cinco minutos por jugar) ante un Real Madrid más tocado que nunca que remaba a duras penas a base de puntos muy trabajados de Felipe, cuya fe resulta siempre ilimitada. Así, con defensa y tiros libres, a trompicones, el Madrid volvió a tomar aire (68-76 a falta de 3 minutos y medio).

Pero era el partido de Navarro. Él robó el balón clave en una contra blanca y él culminó la jugada con su cuarto triple del último parcial para un 6/8 en lanzamientos de tres y un 68-79 que asestaba un golpe esta vez sí decisivo a los de Plaza, cuya resistencia a la lógica fue una vez admirable. Mumbrú y Hervelle anotaron de tres y al Barça se le escapó algún tiro libre (74-80) pero no hubo enésimo milagro. Una suspensión de Fran Vázquez y los libres de Navarro (para llegar a 28 puntos a los que sumó 10 asistencias) cerraron el partido.

Pero la lógica, decía, apunta a que el Barcelona es más equipo, con más plantilla, más centímetros y más figuras. Aún así, los de Xavi Pascual necesitaron al mejor Navarro para ganar el partido. Bullock, estelar durante tres cuartos, no tuvo presencia en la definición, justo donde se agigantó la 'Bomba', y el cruce de cuartos quedó sellado para un Barça que aumenta su dominio sobre el Madrid en sus duelos en fases finales de Copa: 12 triunfos en 14 partidos.