España recuperó su mejor versión ante Croacia para sellar su pase a las semifinales de los Juegos y de paso quitarse de encima las dudas sobre el juego que habían surgido en partidos anteriores. Liderados por un gran Pau (20 puntos, 10 rebotes), que monopolizó todo el protagonismo bajo el aro, los campeones del mundo estrangularon el juego ofensivo de una selección balcánica venida a menos. 24 años después de la gesta de Los Angeles, la selección española de baloncesto vuelve a optar a una medalla olímpica, previsiblemente ante Lituania. Díficil, pero nada es imposible si este equipo realiza su juego.
Con Jiménez la defensa española salió enchufada desde el principio. Después de seis minutos Croacia no había logrado aún una canasta de campo. Sólo dos tiros libres evitaban el rosco en su marcador. Los croatas no encontraban la manera de esquivar la agobiante presión de los nuestros. A pesar de la estrategia de Repesa previa al partido, Planinic pronto entró en juego ante la adversidad. Con escasas opciones de tiro y un juego interior que ni las olía, sólo quedaba la opción de los triples, y no se estaban dando demasiado bien. Y de Marko Tomas, por el momento había pocas noticias.
España por su parte daba espectáculo en ataque. La charla de Aíto con Pau surtió efecto y el pívot fue el líder del ataque en el primer cuarto con un par de Alley-hoops incluidos. 11 de diferencia al final del primer cuarto y la sensación de que España por fin volvía a ser el equipo que arrollaba a su rival antes de que éste pudiera reaccionar.
En el segundo cuarto la tónica fue más o menos la misma, aunque los campeones del mundo se relajaron un punto en defensa, los croatas seguían sin encontrarse cómodos en el parquet, y sólo algunos errores puntuales de los españoles y una antideportiva señalada a Ricky les permitió acercarse en el marcador cuando la diferencia era ya de 16 puntos. Aprovechó Aíto la situación para retirar a Pau en lugar de su hermano, que no dio señales de sentir molestias por su lesión en el menisco. Un serio respiro en cualquier caso para Barac y Loncar, que habían visto hasta el momento como el de los Lakers les hacía un roto. Con 14 puntos se sentó en el banco. España puso la velocidad de crucero y con eso le bastó para mantener las diferencias al descanso.
España salió en el tercer cuarto a matar el encuentro. La zona, ya con Pau, exhibía su poderío en el rebote ofensivo. El '4' era el eje sobre el que pivotaba el ataque y un parcial de ocho cero situaba la diferencia en 19 puntos, la máxima hasta el momento. Parecía que estaba hecho, Croacia no daba señales de reacción, cuando llegó el bache español coincidiendo con la ausencia de Pau Gasol. Croacia, con un buen Ukic, redujo la diferencia y por un momento se vio con la oportunidad de meterse en el encuentro, algo que no ocurría prácticamente desde el comienzo. Por primera vez en el choque vimos una presión en toda la cancha y el ataque español se estancó.
Al comenzar el último cuarto, un triple de Tomas puso a Croacia a diez. Se acabó ahí el despertar croata. España le volvió a poner intensidad al encuentro y puso de nuevo las cosas en su sitio. La capacidad de la selección de cortar por lo sano cuando parecía que la cosa podía complicarse es el último detalle positivo que nos dejó el encuentro. La diferencia llegó a ser de 24 puntos, momento que aprovecharon los españoles para relajarse y pensar ya en las semifinales.
