Pekín 2008. Baloncesto | EE UU 92 - Grecia 69
EE UU piensa en España tras vengarse de Grecia
La defensa y la buena actuación de Wade, las claves
Camino del vestuario, Carmelo Anthony se giró hacia LeBron James y le dijo "We've got it" ("Lo hemos conseguido"). Habían tumbado a Grecia (92-69), que desde hacía dos años, cuando les ganó en el Mundial de Japón 2006, se había convertido en algo indigesto. "Necesitábamos este partido", reconocía Chris Paul. Hablaba del encuentro como de un medicamento. Y es cierto que sirvió para curar a todos y especialmente a él, que formaba parte de aquel grupo de estrellas que cayó en Saitama. Paul disfrutó como ninguno de la venganza porque la autoeliminación de Kidd (cometió tres faltas en apenas minuto y medio) le abrió las puertas al espectáculo. Aquí no tiene a Tyson Chandler para cazar sus alley-hops sobre las nubes, pero el base de los Hornets es una pieza que Krzyzewski considera "clave" en el funcionamiento del equipo.
Guerreros.
Ambos compartieron rueda de prensa y los dos hicieron hincapié en "la capacidad de lucha" del Dream Team. Este equipo tiene talento, es cierto, pero donde verdaderamente rompe sus partidos es en defensa. Con Grecia apostada en su juego del pasa y corta, los de Krzyzewski se sentían incómodos. Diamantidis, que hizo a Kidd tropezar tres veces en la misma piedra, imprimía al juego esa parsimonia tan griega que ha desquiciado a medio mundo. EE UU llegó a estar abajo (9-13), pero fue entonces cuando sus jugadores dieron unos pasitos hacia arriba y se empeñaron en cortar todas y cada una de las líneas de pase griegas. El parcial de 11-1 les condujo al 20-16 al finalizar el primer cuarto y la irrupción de Wade en pista terminó por sentenciar el partido al descanso (51-32).
La segunda parte fue coser y cantar (literal, pues algunos de los jugadores tarareaban en el banquillo), salvo algún mal gesto de Spanulis, quien sin duda no ha digerido aún su paso gris por la NBA. Quería demostrar a Kobe (máximo anotador en EE UU junto a Bosh) y compañía que él también es un virtuoso, pero ayer no era el día. Dos triples desde la esquinita de Bryant y Carmelo ampliaron aún más la ventaja (63-40) y la brecha permitió a Coach K dar minutos a Williams y Boozer.
Todos se unían a esa venganza con la que quieren alejar los fantasmas del pasado. En su agenda está ahora España, saben que habrá que emplearse a fondo. "Cómo voy a reservar jugadores, son los campeones del mundo", afirma Krzyzewski. Crean al mito de Duke.