Todos teníamos ganas de verle aquí, en la previa de una final de la NBA y con el añadido de un Celtics-Lakers.

Es excitante, no cabe duda. Es el momento de la verdad, de competir al más alto nivel, de disfrutar. Pero sobre todo de llevarnos el trofeo, porque ya dije en su día que no he llegado hasta aquí para saber lo que se siente al perder una final.

Se habla, y no para, de su duelo con Garnett.

Sé que es algo que atrae. Está claro que es un gran jugador, ofensiva y defensivamente, pero si sólo miramos a Garnett estamos perdidos.

Puede tener otra pareja de baile: Perkins.

Es un jugador fuerte, que ha evolucionado a medida que pasaba la temporada. Pero que nadie piense que enfrentarse a él es fácil.

¿Encarna Perkins la filosofía de Doc Rivers? Defensa y defensa.

Está claro que es una de las grandes virtudes que les ha llevado hasta aquí. Y la defensa es la que gana campeonatos.

Lo de los seis días de descanso entre la eliminatoria con San Antonio y esta final, ¿beneficia o perjudica?

No se sabrá hasta que no arranque la final. Pero me da que no va a ser desequilibrante en el resultado de la serie.

¿Nervioso?

Un poco, no lo voy a negar. Pero supongo que es normal por todo lo que significa una final, un Celtics-Lakers, todos nosotros aquí.

(Durante la rueda de prensa previa a la final, a Pau le preguntaron en inglés, en español, en catalán; periodistas mexicanos, brasileños, puertorriqueños...")

Dicen que con usted Kobe por fin disfruta.

Él es nuestra clave, el que nos lleva cuando las cosas no ruedan bien. No tengo nada más que decir.

Se palpa la grandeza de un Celtics-Lakers, una final que no se vive todos los días. ¿Lo siente usted así?

Sí, pero yo juego una final del presente, no del pasado. Eso es una cuestión sentimental. Yo lo que tengo que hacer es conseguir que mi sueño se haga realidad. Para eso trabajo.

Es decir, que usted, ni de Magic ni de Bird.

No, me pillaron muy pequeños. Mi ídolo era Jordan. A ése sí que lo vi jugar y disfruté.