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Euroliga | Maccabi 94 - Real Madrid 75

Martirio para el Real Madrid en Tierra Santa

Primera derrota del Real Madrid en el Top 16 de la Euroliga. El equipo español se encontró en Tel Aviv un Maccabi motivadísimo que fue superior en ataque y en defensa. Fiesta en la mítica cancha de Yad Eliahu ('Ofrenda a Elías') ante legendarios jugadores del club macabeo.

<b>POR ENCIMA. </b>Bynum hace gala de su gran potencia de salto y obstaculiza un lanzamiento de Bullock.
reuters

Perogrullada: Madrid no es Tel Aviv. O, dicho de otra forma, jugar en Vistalegre con el ambiente a favor no es lo mismo que jugar en Yad Eliya­hu como enemigo. Tras iniciar el Top 16 con dos victorias en casa, ante Zalgiris y Olympiacos, el Madrid se ha encontrado con la dura realidad de la Euroliga en la mítica cancha del Maccabi, enfervorizada como nunca por el homenaje previo a sus hombres legendarios.

Batacazo del Real Madrid frente al campeón macabeo. Joan Plaza y sus hombres viajaron pensando en un tercer triunfo que les garantizaría virtualmente el billete a cuartos de final. Han vuelto a casa masacrados por un Maccabi ambicioso, intenso, agresivo, demoledor, que aparte de la victoria cosechó una diferencia importantísima para resolver teóricos empates. El espíritu de Berkowitz, Lou Silver, Aulcie Perry, Ralph Klein y otros mitos del club de Tel Aviv redobló el espíritu de lucha del actual Maccabi, que además recuperó en este partido a su gran baluarte, Nikola Vujcic. El pívot croata puso el último ladrillo en el muro sobre el que se estrelló el Madrid. Casi todos los anteriores los había colocado el pequeño y fornido base Will Bynum, un meteoro negro que llevaba un promedio de 8,5 puntos en sus 15 partidos anteriores y ayer estaba en 20 puntos al cerrarse el tercer cuarto. En el marcador, un tanteo de 70-50 había dictado ya sentencia en favor de los locales. El Madrid, muñeco roto, era y terminó siendo un juguete frente al huracán amarillo, sin que Joan Plaza, atónito, falto de reflejos, intentase siquiera quebrar las ráfagas rivales con algún tiempo muerto. Sardónicamente, Zvi Sherf le humilló con uno a pocos segundos del final, con todo decidido y fiesta nacional en las gradas.

Radiografía.

La derrota no pone en peligro el futuro del Madrid en la Euroliga. El equipo español sigue dependiendo de sí mismo para conseguir una de las dos primeras plazas del grupo. La hecatombe en Tel Aviv, sin embargo, sirve para sacar a la luz algunos puntos débiles del equipo, tapados por los buenos resultados anteriores.

Parece claro, en primer término, que a Joan Plaza le cuesta improvisar, buscar alternativas cuando algo se sale del guión previsto. Sus rotaciones son mecánicas y se ajustan poco al rendimiento puntual de sus hombres. Otros defectos vistos ayer: dependencia excesiva de los triples; cuando la artillería exterior falla, la interior no aparece. Los fichajes griegos aportan muy poco; Pelekanos no muestra el nivel necesario y Papadopulos, que quizá lo tiene, sigue sin integrarse. Y en lo relativo a bases, la ausencia de Raúl López por lesión, y la noche torpe de Tunceri, dejaron claro que la progresión de Sergio Llull se ha frenado en el peor momento. En definitiva, baño de humildad para el Madrid. El sueño de la Final Four lanza otro guiño de quimera.