ACB | Unicaja 74 - Real Madrid 97
La locomotora blanca no tuvo piedad del Pamesa
Un triple de Reyes cerró el recital del Madrid en Valencia
Se le escapó la Copa y la Euroliga es casi una utopía, de modo que al Madrid le queda la Liga ACB como título más factible. Y a por ello va con todo su ímpetu. Ayer, en Valencia, el Real hizo una demostración de fuerza ante un rival que se suponía coriáceo pero al que acabó arrasando por 23 puntos de margen. El Pamesa queda en un mar de dudas sobre su futuro y el Real Madrid se afirma en el liderato, con dos escalones de ventaja sobre sus perseguidores más próximos.
Con Milojevic lesionado y Garcés en día torpe el Pamesa no tuvo juego interior. Barac aún está verdecito, Miralles tiene alergia a la pintura y Claver, aunque lo intenta, no es peso pesado. Enorme superioridad madridista, por lo tanto, en la batalla de las zonas. Hervelle y Reyes, con ayudas ocasionales de Sekulic y Mumbrú, se bastaron para compensar la ausencia de Papadopulos. Al Pamesa, en consecuencia, le quedaba una sola vía de triunfo: el perímetro. Y también ahí se encontró con un Madrid implacable.
Color blanco en la pugna de bases (excelente Raúl, determinante Tunceri) y ventaja visitante, también, en los escoltas y aleros. Rubén Douglas cumplió en el lado taronja (23 puntos, 5/10 triples), pero ahí se acabó el arsenal valenciano. Insuficiente para compensar el inicio impresionante de Charles Smith, la continuidad de Mumbrú y el remate de Bullock, en perfecta carrera de relevos. Joan Plaza ha logrado una perfecta mentalización de bloque en sus jugadores. No existe el concepto de titular o suplente, ni el de estrella u obrero. Todos curran al máximo para el equipo, aunque cada cual aportando lo que sus características señalan como idóneo. En este esquema tan propicio, Iker Iturbe ha encajado perfectamente. Triples, defensa, pases, robos... Ayer ya ofreció un poco de todo.
Y hablando de variedad, el verduguillo (al partido y al Pamesa) lo puso Felipe Reyes con un triple, cuando el Pamesa se había resignado a lo inevitable y sólo esperaba el sirenazo final a su martirio. Pero así fue: triple de Felipe, completando un 13 de 20 de su equipo. Eran muchos y se añadió la abuela.