ACB | DKV Joventut 65 - Real Madrid 71
Raúl y Bullock bajaron de su nube al Joventut
Espectacular partido, con alto nivel en bloques e individualidades
Badalona se define, con justificación plena, como crisol del basket. La ciudad y el Joventut son sinónimo de baloncesto. Pero hay más. El Palau Olimpic fue la cuna donde nació, verano del 92, el equipo más maravilloso que jamás ha existido, el Dream Team. Lógico que, después de aquello, se enfriase el ambiente, todo pareciese poco al privilegiado y experto público badalonés.
Pero la magia y la pasión han vuelto. El Olimpic vibra de nuevo merced a un equipo y un entrenador que escriben cada día manuales (o biblias, como quieran) de baloncesto. Pepu Hernández tiene el copyright del término ba-lon-ces-to. Aíto y sus 12 ladrones (lo digo por los muchos balones que roban) podrían patentar es-pec-tá-cu-lo. Por encima de resultados y victorias está su concepto del juego. Divierten y se divierten. Una asistencia (o un caño, a lo futbolero) de Ricky Rubio, unos tapones impresionantes de Moiso, unos triples de Mallet, un vuelo de Rudy... Capítulos para el manual, en el que Aíto, claro, escribe con mayúsculas: el chaval Pau Ribas a la cancha en el último cuarto, cuatro cambios a la vez, zonita sorpresa en los últimos tres minutos...
Partidazo. El DKV Joventut justificó su liderato en la Liga y el Madrid demostró, al acabar imponiéndose, que no se ha quitado los galones de campeón. Al contrario. Se siente cómodo con ellos, le dan aplomo, seguridad. Es capaz de parar, templar y mandar frente a un adversario en estado de gracia que, tras el gran partido de anoche, empezará a pensar que aún le queda un escalón, o quizá algunos más, para alcanzar el nivel de los madridistas. El equipo badalonés llevaba un promedio de 90,1 puntos en ataque (el mejor de la Liga). El Madrid le dejó en 65. Y lo hizo empleando en gran medida virtudes de su oponente: 13 balones ganados, 13 balones perdidos. La Penya es el único equipo de la ACB con saldo favorable en ese apartado. Ayer le quedó negativo: 9 ganados, 14 perdidos.
Equilibrio, toma y daca, gran entrega en las defensas, brillantez en los ataques. Las diferencias nunca pasaron de 7 puntos. El Madrid inició con 0-7 los dos primeros cuartos y con 2-9 el tercero, pero el Joventut replicaba siempre, por medio de Rudy, Edu, Mallet o, al final, el alemán Jagla. Rotaciones y rotaciones. Diez jugadores cada equipo ya en los primeros ocho minutos. Así hasta el empate (60-60) a cinco minutos del final. Partido nuevo. Entonces la Penya se encogió y Raúl (triple clave) y Bullock (tiros libres) apuntillaron (5-11). El Real Madrid cazó al líder. Y el Olimpic, pese a ello, disfrutó otra vez.