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Eurobasket 2007 | España 76 - Grecia 58

Ha vuelto la furia

Rudy, Gasol y Reyes lideraron un triunfo aplastante sobre Grecia

<b>DIERON LA CARA. </b>Marc Gasol, aprisionado en la lucha por un rebote. La Selección española reaccionó con ímpetu y victoria sobre Grecia tras la decepción ante Croacia.
afp

Es un modo de medir la grandeza de un equipo: su reacción tras una derrota. España cayó el miércoles ante Croacia, pero se ha levantado furiosa e implacable el viernes, demoliendo a Grecia en sólo 20 minutos (45-24). No hubo revancha, sino fotocopia de la final que enfrentó a estos mismos equipos en el Mundobasket de Japón. En Madrid, como en Saitama, nuestra Selección resolvió de forma inapelable en los dos primeros cuartos y Grecia no mostró el mínimo conato de reacción en los dos siguientes. La selección helena es sólida en defensa, pero en ataque es un lento tractor con marcha fija. Alarga siempre sus ataques hasta el límite de posesión, incluso con desventajas de veinte puntos.

Era el día del regreso de Navarro, pero no fue ese factor el más determinante del choque, sino el retorno de todo el equipo a la concentración y la intensidad, el muro atrás y el géiser delante. Los cambios respecto al partido con Croacia llegaron desde el principio. Nada de experimentos con defensa en zona, sino marcaje individual, hombre a hombre, pinturas de guerra y agresividad permanente. Había por delante una batalla de ritmos, y Grecia sólo impuso el suyo los tres primeros minutos (0-2). A partir de ahí España mandó siempre. Las consignas eran muy claras y se cumplieron a rajatabla. En defensa, ayudas y dinamismo para frenar la peligrosa línea exterior griega. En ataque, contragolpe a la mínima oportunidad, o balones a los pívots en jugadas largas.

Escapada.

Fue así como se logró ya una ventaja de diez puntos a los 9 minutos (21-11), porque los triplistas helenos lanzaban con agobios (1/5), mientras los españoles tiraban más tranquilos (3/5), una vez que Pau Gasol y Felipe Reyes habían obligado a cerrarse a la defensa rival.

El dominio y el crescendo español aumentaron en el segundo cuarto, aunque Giannakis había recurrido ya a sus estrellas Papalukas y Spanulis. Es una estrategia que normalmente permite al equipo griego ir de menos a más, afligir al adversario cuando aparecen los primeros síntomas de fatiga, pero la Selección española fue inmune a tales problemas. Aunque Pepu dosificaba esta vez la aparición de suplentes, sólo hubo pequeños baches en el ritmo de juego. Con Jiménez y Rudy complementando a la perfección la tarea de los hombres altos, España abrió brecha: 34-18 (min. 17), producto de un acelerón de 11-3 en el arranque del segundo cuarto.

En el descanso los porcentajes de tiro griegos eran calamitosos: 8/21 en tiros de 2 puntos, 1/13 en triples. España había marchado al vestuario con 21 puntos de margen, pero habrían sido aún más de no ser por los 11 rebotes de ataque capturados por Grecia. La debilidad reboteadora cuando Reyes no está en pista sigue siendo uno de los escasos problemas en el equipo español.

En la segunda mitad Grecia no existió como equipo. Confió todo en las individualidades de Papalukas y Spanulis, pero sólo el primero tuvo algunos destellos. Y Kakiuzis, incomprensiblemente, no abandonó el banquillo hasta el minuto 27. Pepu pudo ampliar entonces la rotación de jugadores, con lucimiento especial de Mumbrú, eficaz y versátil. Grecia, vigente campeona de Europa y subcampeona mundial, fue barrida. La furia ha vuelto.