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Amistoso | España 79 - R. Checa 55

Lección nº 23 de los campeones del mundo

En Castellón, ante la República Checa, otra victoria y otra demostración de buen juego. La Selección española camina hacia el Eurobasket 2007 transmitiendo las mismas sensaciones de calidad y solidez con las que afrontó el Mundial de Japón hace un año.

<b>MUY POR ENCIMA. </b>Jordi Trías encesta en bandeja frente a Houska. La defensa checa no pudo frenar el huracán español.
ángel sánchez

Un acelerón, cinco minutitos con el pedal a fondo y partido roto. 13-0 de parcial. Lo que había sido pachanguita para el bostezo durante 22 minutos (35-33), se convirtió en rotundo 48-33 para España, minuto 27. Compromiso resuelto. Uno más al zurrón. Victoria número 23 en 23 partidos para la Selección, para la España de Pepu.

Los amistosos son para perderlos, afirman algunos técnicos, por aquello de localizar los puntos débiles, saber dónde pueden surgir agobios. El problema es que España, esta España, no sabe perder. Ni en amistosos ni en partidos oficiales. Así que Pepu sólo descubre cosas positivas . Por ejemplo, que el Gasol bueno (ayer) era Marc, colosal en defensa, puntos y rebotes. O que se puede cambiar todo un quinteto en diez minutos sin bajar de nivel. E incluso que los jugadores once (Berni) y doce (Cabezas) dan la última vuelta de rosca en defensa, meten la quinta velocidad, robos, contragolpes, se le evidencia al adversario que no, no es la noche en que podrá ganar.

Las fisuras, pues, no aparecen por ningún sitio. Esta vez también hubo solidez reboteadora cuando descansó Reyes. Marc y Trías dominaron los tableros frente a los pívots checos, de igual modo que Rudy Fernández y Berni Rodríguez tomaban el relevo de Calderón en los encestes triples. Así, una vez abiertas las compuertas de la presa, la diferencia no cesó de crecer. Se superó la cota +20 en el minuto 32 (62-41) y la historia terminó con un explícito 79-55. España, en su línea: más de 20 puntos de margen final, facilidad para elevar el marcador propio a cotas importantes y demostración de eficacia defensiva en los guarismos bajos del rival.

Sabíamos de antemano, y se comprobó en la pista, que la República Checa no es un rival demasiado temible, pero la superioridad siempre hay que confirmarla, y España lo hizo. También tiene mérito cumplir expectativas y jugar serio cuando hay que inventarse la motivación. Una gran virtud de esta generación de oro es que es insaciable en cuanto a triunfos. Gran mérito también, por supuesto, de Pepu Hernández, no ya en la faceta técnica sino en la psicológica. La fluidez en las rotaciones, los cambios de estrategia, la solicitud de objetivos diversos impiden que el equipo caiga en la apatía.

Lo que habrían sido teóricos minutos de basura, con los checos resignados ante el vendaval, sirvieron a la postre para ratificar la compenetración y frescura de nuestro equipo. Con cualquier quinteto se mantuvo la cohesión, la velocidad, la intensidad atrás y el ritmo electrizante en el ataque. 23 victorias, 23 lecciones de baloncesto. Y la historia sigue...