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ACB. Semifinales | Real Madrid 69 - DKV Joventut 76

La Penya vuelve a ganar en Madrid gracias a Rudy

Su triple acabó con diez años de sequía e iguala la serie

<b>LUCHA SIN TREGUA. </b>Bullock tuvo muchos problemas para doblegar la presionante defensa badalonesa.
felipe sevillano

Lo que cambia la vida -o el baloncesto, que se le parece- en apenas diez segundos. Con 67-69 Reyes encaró el aro y Rudy Fernández, su compañero de oro, le birlaba el balón. En el siguiente ataque el propio Rudy anotaba un triple estratosférico que sentenciaba el triunfo del DKV Joventut, que no ganaba en la capital desde 1997. Aíto lamentaba el jueves haber perdido una oportunidad de oro de ganar en Madrid. Ayer lo hizo y la Penya agarró del pescuezo una serie que ahora puede resolver en Badalona. El jueves, el tercer acto. Más adrenalina.

El olfato de Rudy echó por tierra la nueva exhibición de Hervelle, que sumó siete puntos seguidos después de que un triple de Barton colocara seis arriba al DKV (60-66) a cinco minutos del final. Pero seríamos injustos si habláramos más de Hervelle o de Bullock que del Joventut, un equipo que juega un baloncesto de enciclopedia en el que el único borrón llega por las ganas de ganar. Por el deseo de volver sí o sí a la cima del baloncesto español en la que estuvo en los 80 y 90. Aíto manejó perfectamente el partido. De inicio sorprendió con Sullivan en el quinteto, luego lo haría con cambios de defensa y una presión que atosigaba a todos en Vistalegre. Incluso al público. Bullock no estuvo cómodo y la técnica recibida en el tercer cuarto así lo demuestra. Pese a ello reaccionó con dos triples (51-54) fruto de su enorme talento. Mitjana, Hierrezuelo y Redondo -los tres sheriffs de nuestro baloncesto- dieron un paso al frente y señalaron otra técnica, esta vez a Archibald, tras cometer su quinta personal. "¿Por la cara de sorpresa?", preguntaba Aíto a los colegiados. Sería por eso.

Poco después llegó otra a Plaza, quien decidió jugársela con dos bases. Enfrente, Aíto aceptaba el órdago con Rubio en pista en esos momentos en los que ni siquiera los hombres aciertan a mantener el pulso firme. Pero el niño Ricky no tiembla. Tan sólo resopla para que el pelo le deje ver y así poder mirar de reojo a su compañero de travesuras, ése Rudy del triple mortal. Los Zipi y Zape verdinegros + la experiencia de Bennett + el tiro de Barton + el despertar de Flis + la brega de Betts y Archibald han colocado el 1-1 en la eliminatoria. Ahora es Plaza quien trabaja para que le salgan las cuentas.