Baloncesto ACB | Real Madrid 78 - Pamesa 66
Estrellas muy currantes
El Madrid festejó su título ULEB y después aplastó al Pamesa
Calidad y sacrificio, talento y sudor no son incompatibles. Un buen ejemplo es Pedro Barthe, que nos deja 33 años de impecable ejecutoria en Televisión Española. Se ha marchado (o le han empujado, ¡qué incongruencia!) narrando un partido en el que las estrellas del Real Madrid saltaron a la pista con smoking de campeones (título de Copa ULEB el pasado martes) y lo terminaron con mono azul de obreros, arrollando en el último cuarto a un Pamesa que hasta entonces había resistido como tortuga coriácea, sin concederle al Real ninguna ventaja superior a ocho puntos.
Buena defensa (un sólo contraataque local) y muchos rebotes de ataque habían permitido al equipo taronja llegar con opciones al último capítulo (60-54), pese a los 13 puntos que llevaba Mumbrú (eficaz y versátil en el arranque) y los 17 de Bullock, que soborna a los auxiliares de mesa para que le regalen al menos 10 puntos sin que nadie se entere.
Explosión.
Era un choque trabado, de juego correoso y con más mamporros (casi todos a Felipe) que brillantez. Incluso cabía la posibilidad de que la fiesta, que había empezado blanca, terminase naranja, si Rubén Douglas o Timinskas, afamados fusileros, complementaban el buen trabajo que estaban realizando los hombres altos, Garcés, Miralles, Claver y Mavrokefalidis.
En ese capítulo final había que desvelar quién era quién, el bueno y el malo, así que Sweet Louis tomó la palabra y confirmó lo que sabíamos: que es el mejor. Triple viene, triple va, el Madrid 14 arriba (74-60) y el Pamesa al hoyo. Algunos, como el panameño Douglas, brillan algún día y decepcionan bastantes más. Con Bullock lo insólito es el fallo.
Lo que había sido camino de espinas, paliza física, se convirtió en recital relajante. El Pamesa bajó los brazos, floreció el contragolpe madridista y el marcador, tan apretado antes, estalló hasta un margen de 17 (78-61, min. 38). Un alleyoop del dúo americano (pase de Bullock, vuelo y mate de Smith) apuntilló la contienda y desnudó por un instante las gradas de Vistalegre. Todos los traseros en el aire y las palmas echando fuego. Partido rosquilla: dulce al principio y al final. El Madrid se agranda.