Final Copa ULEB | Lietuvos Rytas 75 - Real Madrid 87
Reaparece un grande europeo
El Madrid conquista la Copa ULEB y acaba con diez años de sequía continental. Charles Smith y Felipe Reyes, estrellas en la final ante el Lietuvos Rytas. Billete asegurado para la próxima Euroliga
El monarca errante volvió a palacio. Fin a diez años de ostracismo y penitencia para el Real Madrid. Tras una amplia etapa de mediocridad y sequía de títulos continentales, el club más laureado de Europa recupera su lugar entre los grandes. Y lo ha hecho de forma arrolladora: se ha proclamado campeón de la Copa ULEB frente al Lietuvos Rytas, consigue pasaporte a la Euroliga como premio adicional y completa su palmarés con el único trofeo que faltaba en sus vitrinas. La derrota en la final de hace tres años queda vengada en el mismo escenario. El equipo de baloncesto se reconcilia con su pasado y le brinda a Ramón Calderón la primera gran conquista como presidente.
La mañana de Lituania (que ese es el significado de Lietuvos Rytas, nombre del equipo y del periódico que lo patrocina) será triste. En Madrid habrá euforia en el regreso de los campeones, un entusiasmo que ya se vivió anoche en la cancha y en las gradas del Spiroudome de Charleroi, donde al principio hubo mayor despliegue sonoro de los seguidores bálticos, pero después fueron decayendo sus decibelios mientras emergían el alborozo y la confianza en la familia blanca. Final ejemplar dentro y fuera de la pista, magnífico comportamiento de los jugadores y de sus aficiones, que convivieron con deportividad.
La araña.
Ningún equipo llega por casualidad, sin méritos, a una gran final europea. Es seguro que habrá dos grandes bloques frente a frente. Es entonces cuando se precisa de un héroe, de una estrella en momento inspirado para desnivelar la balanza. Ese honor le correspondió esta vez a Charles Smith, el escolta americano cuyos largos brazos y tenacidad le han valido el sobrenombre de La Araña. Fue Smith quien rompió el partido en favor del Real Marid. Hasta el descanso, el bloque del Lietuvos mantuvo equilibrado el marcador, cortando en seco los conatos de escapadas madridista, haciendo valer su defensa y la mejor aportación de su banquillo (18 puntos, por sólo 6 del madridista). El 41-40 del intermedio llenaba de preocupación a los incondicionales del Real, temerosos de que el gran arranque de Álex Mumbrú (único superviviente del naufragio de 2004) y la gran labor de Reyes quedasen sin recompensa.
Las dudas desaparecieron pronto, anuladas por el ímpetu madridista en el regreso al juego, con furia defensiva, y el recital encestador de Charles Smith, que con tres triples casi consecutivos, sin fallo, hizo añicos la resistencia lituana. Un parcial de 7-23 daría al Madrid su máxima ventaja en el encuentro (48-63, min. 27) y fue antesala de una solidísima demostración del equipo español en todo el segundo tiempo.
Disipada la ansiedad, tranquilizados los ánimos, el Real Madrid desplegó todo su potencial defensivo y atacante sobre el rectángulo, demostrando que, hombre a hombre y como equipo, desbordaba en calidad a su adversario. Meritoria la actuación del Lietuvos, notable actitud de su plantilla, pero inferioridad en recursos y talento.
A partir de aquel tirón en el electrónico, Joan Plaza administró con frialdad la renta, dando reposo a Raúl, Smith, Bullock y Felipe Reyes, quien había sumado cuatro faltas. El Lietuvos Rytas aprovechó para recortar diferencias (56-65, 70-80), pero su confianza estaba rota, sus ataque dependía ya de acciones individuales de Koljevic o Kareem Rush y eran rápidamente compensadas por el quinteto blanco.
Festival.
Con el regreso de los titulares el Madrid se escapó de nuevo en el último cuarto (66-80, minuto 35), pero el relax inevitable permitió aún una aproximación lituana (72-80, min. 37). Una preciosa entrada de Bullock alejaba la opción de sorpresa (72-82, min. 38) pero faltaba el rejón de muerte. Y fue Raúl López quien lo puso, con un triple cerca ya del sirenazo que desató definitivamente la fiesta en el banquillo y los aficionados. Se resignó el Lietuvos. El Real Madrid, diez años después, alzaba una copa europea. La broma previa de algunos agoreros ('El que tuvo lietuvo, habrá que decir') quedaba sin efecto.
El título ULEB y el billete a la Euroliga salvan ya la temporada para el Real Madrid. Pero Joan Plaza y sus jugadores quieren más. Y está claro que, por calidad, ambición, mentalidad y actitud, pueden lograrlo. La sección funciona ya de modo impecable. Tanto los hombres de despacho, Antonio Martín y Alberto Herreros, como los técnicos, Joan Plaza y sus ayudantes, han gestionado muy bien la avalancha de lesiones que puso en peligro la escalada del conjunto. Buenos fichajes de refuerzo y esfuerzo extra de todos los jugadores, tanto para compensar bajas como para facilitar la adaptación de los nuevos. Hay bloque y hay líderes, Bullock es una strella humilde que antepone lo colectivo a lo personal, y Reyes mejora cada día, absorbiendo como una esponja las enseñanzas que le transmite Zan Tabak.
Ahora, con la tranquilidad de haber cubierto objetivos mínimos, Joan Plaza y sus jugadores lucharán sin urgencias por nuevos retos. El título de Liga ACB está ya en su punto de mira. Y el año próximo, recordemos, la Final Four de la Euroliga se disputará en Madrid. En Charleroi puede haber nacido un gran ciclo para el baloncesto madridista.