Las leyendas del basket ya viven en Alcobendas

Es un orgullo enorme para toda mi familia ver el nombre de mi hermano Fernando en esta relación de personas ilustres del baloncesto", confesaba ayer un emocionado Antonio Martín en la inauguración del Salón de la Fama de la FIBA. Sí: el baloncesto, más que nunca, habla español. Su cerebro, la sede de la Federación Internacional, se encuentra en Ginebra, Suiza, pero su corazón, su memoria, su pasado y su futuro se han emplazado ya para siempre en la moderna y dinámica población de Alcobendas. Entre los 213 países integrados en la aldea global del basket, el nuestro ha obtenido el privilegio (y el mérito) de acoger este singular templo deportivo.

El baloncesto habla español, por boca de nuestra Selección, medalla de oro en el pasado Mundobasket de Japón, por boca de este Salón de la Fama parido ayer tan cerquita de Madrid e, incluso, por boca del secretario general de la FIBA, Patrick Baumann, que se expresaba en correctísimo castellano durante la ceremonia de presentación: "Me siento honrado de que podamos inaugurar este Salón de la Fama cuando se cumple el 75 aniversario de la creación de la Federación Internacional. La cultura e historia del baloncesto desbordan fronteras, de ahí que la FIBA se plantease en los años noventa la creación de un Hall of Fame mundial para honrar la memoria de quienes más han hecho por nuestro deporte".

Y el proyecto ya es realidad. El Salón de la Fama FIBA, el primero que erige una federación internacional deportiva, ha tenido tres grandes artífices: Boris Stankovic (actual secretario general honorífico de la FIBA), Pedro Ferrándiz (creador de la Fundación de Baloncesto que lleva su nombre) y José Caballero, alcalde de Alcobendas. El propio Ferrándiz explicó ayer el proceso de gestación: "Cuando Stankovic me comentó su idea fue de inmediato una orden para mí. Le trasladé el proyecto a José Caballero y aceptó respaldarlo. El Ayuntamiento de Alcobendas ha cubierto todo el presupuesto del edificio, que asciende a 1,97 millones de euros".

El Salón de la Fama se ubica al lado de la Fundación Ferrándiz, que alberga la mayor biblioteca universal de baloncesto y olimpismo. El conjunto de ambos edificios constituye ya un foco de peregrinación para el deporte de la canasta.