Copa del Rey | Real Madrid 53 - Winterthur 69
El Winterthur, campeón ante un Madrid exhausto
Recital del equipo azulgrana, que sentenció en el primer cuarto
Esta final de Copa que nunca existió rompe dos años de sequía de títulos para el Barça. Esta final de Copa que nunca existió demuestra que la exigencia de los dos partidos anteriores es tan terrible que el tercer día, en el momento cumbre, los atletas pueden llegar agonizantes a la última prueba.
Por si alguien no recuerda la frase histórica de Pirro, la citaré una vez más: "Otra victoria como ésta y me quedo sin imperio". Siglos después, Joan Plaza podría haber dicho lo mismo el viernes, tras ver cómo su equipo se desangraba en el éxito ante el Gran Canaria, o el sábado, cuando quemó sus últimos restos de energía para imponerse al Tau. Ayer, ante el Barça, el Madrid, sencillamente, no estuvo. La final no existió, fue como una acuarela morbosa de Goya, pelea a garrotazos entre dos hombres enterrados en la arena, aunque en este caso sólo uno de ellos permanecía totalmente lastrado. El Barça llegó más fresco a la final, mérito a la holgura de sus triunfos previos y, también, a que tuvo un día intermedio de reposo, porque disputó el jueves su eliminatoria de cuartos de final.
Reflexiones al margen, la Copa 2007 sirve para que el Winterthur Barcelona, que estuvo a punto de quedarse sin billete, ponga otra vez su nombre en el palmarés de campeones, mientras el Madrid, que lleva 14 años sin título copero, prolonga su travesía del desierto.
El Barça ganó por KO en el primer segundo, directo a la mandíbula y rival a la lona. El Madrid, líder de anotación en la Liga con media de 86,8 puntos (casi 24 en cada cuarto) perdía 15-35 en el minuto 21 de partido. El Madrid, con media de 9 triples en 23 intentos esta temporada, necesitó ayer 15 intentos para encestar el primero, y acabó con 4 de 30. Ante aquel Madrid fantasmagórico el Barça, dinámico, ambicioso, efectivo, se creció y se cebó. Dominio aplastante en todos los aspectos, bases, aleros, pívots, defensa, ataque, rebote, control...
Hercúlea tarea para el Madrid emular su época dorada, cuando lo normal era el triunfo y la excepción la derrota. Ignacio Pinedo ganó la Liga y la Copa como entrenador del Real Madrid. El año siguiente ganó la Liga, perdió la Copa y Raimundo Saporta le destituyó. Cuando Ignacio pidió explicaciones, su íntimo amigo Ray le dijo: "Si no ganamos la Copa de España, ¿cómo vamos a ganar la de Europa?". Porque al Madrid de entonces los éxitos nacionales se le quedaban cortos. Ahora intenta que no le queden grandes. Pero está en buen camino. Tras esta decepción debe seguir luchando.