Copa del Rey | TAU Vitoria 72 - Real Madrid 74
El Madrid bate al campeón
Partido de infarto, con dominio claro del Tau durante 34 minutos
Me dice un duendecillo travieso que esta noche le crecerán los caninos a La Bomba Navarro. Y ya saben el motivo. Al chico le motiva enfrentarse al Madrid, hincarle los colmillos en la yugular. Sí: Real-Barça en la final de Copa. Lo más clásico en España para el mejor espectáculo del baloncesto en Europa.
Sufrimiento el viernes ante el Gran Canaria, angustia el sábado frente al Tau... Es posible que Joan Plaza y sus hombres vuelvan a casa con el trofeo, pero si el tercer partido es tan taquicárdico e incierto como los dos anteriores les recomiendo una visita urgente al cardiólogo.
La Copa tiene dos maldiciones. El Unicaja pagó el primer día la del anfitrión (que suele decepcionar a su parroquia) y el Tau pagó ayer la del campeón (que no repite título). Bajo el liderazgo anímico y material de Luis Scola (gorras fuera, por favor), el Tau se proclamó campeón un año atrás, sin estar nunca por debajo en el marcador en los tres partidos. Este año llevaba camino similar: siempre arriba para eliminar al Caja San Fernando y siempre arriba frente al Real Madrid desde el minuto cero hasta el 34 (66-63).
Fue entonces cuando Rakocevic quiso apuntillar, el equipo vitoriano perdió toda la lucidez y sentido colectivo que había exhibido hasta entonces y sufrió un eclipse fatal de cinco minutos. Parcial de 0-9 para el Madrid, con Marko Tomas, calladito hasta entonces, de revulsivo. Al Madrid se le abrió el radiante vestíbulo de la victoria (66-72, min. 38) y al Tau el pozo de las desdichas: Splitter y Scola eliminados por faltas.
Pablo Prigioni se quedó solo ante lo imposible. Estuvo a punto de lograrlo (seis tiros libres sin fallo), pero el Madrid ya estaba convencido de la victoria. Un tiro libre de Felipe Reyes puso el 72-74 a ocho segundos del límite y en el último ataque baskonista el aro rechazó un triple a la desesperada de Erdogan, mientras la sirena anunciaba el final del largo, emocionante, tenso, extenuante partido.
Sí: este Madrid es mucho equipo. Lo digo tanto por el hecho de haber llegado a la final como por las circunstancias en que lo ha conseguido. Llegó a esta Copa recomponiendo a toda prisa sus esquemas, alterados por un aluvión de lesiones (Hamilton, Varda, Mumbrú y Tomas, aunque éste reapareciese anoche). Por si fuera poco ayer encontró nuevos obstáculos, cuando Felipe y Hervelle se cargaron pronto de faltas y Raúl fallaba en la dirección. El Tau, mucho más centrado e intenso, tomó hasta tres ventajas de diez puntos en el segundo periodo. El Madrid parecía sentenciado, pero Bullock hizo magia (0-7 en dos minutos) y, a partir de ahí, partido nuevo. Cayó el campeón.