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ACB | Estudiantes 85 - Valladolid 82

El Estu tiró de corazón por Pepu y la victoria

Homenaje al seleccionador y muchos agobios frente al Valladolid

<b>DECISIÓN. </b>Estudiantes resolvió con entradas valientes, como esta de Garnett contra la zona del Capitol Valladolid. El Madrid Arena respondió a la llamada del baloncesto.
felipe sevillano

Un día en que Estudiantes rendía homenaje a uno de sus hijos predilectos, José Vicente Hernández, la derrota no cabía en el guión. Pero anduvo cerca. De no ser por la sangría de balones perdidos en el Valladolid (21 en total, tres consecutivos en el último minuto), la fiesta colegial en honor del técnico campeón del mundo se habría saldado con trastienda negativa. El equipo pucelano, sin embargo, colaboró doblemente al homenaje. Se añadió a la entrega de placas en el descanso y quemó sus opciones de éxito con errores infantiles en momentos críticos y con un amplio eclipse en el segundo cuarto, en el que permitió a Estudiantes remontar espectacularmente un marcador adverso (28-33, min. 14), con parcial de 15-0 (43-33, min. 19). Hernán Jasen, con siete puntos de tacada, fue el gran revulsivo local.

Emotivo.

Con torrente en calma (43-37) se alcanzó pues el descanso, y se llegó al homenaje del club a Pepu, que esta vez era el plato fuerte de la cita, lo que había convocado a casi nueve mil espectadores en el Madrid Arena, sacrificando el morbo del fútbol en la tele. Pepu fue recibido con una ovación larga, intensa, cariñosa, y con un mosaico de letras en el que se leía: "Sólo una palabra: ba-lon-ces-to". Rafa Laborde (uno de los fundadores, otro hijo ilustre del club) intentó un pequeño discurso, pero la Demencia lo apagó con aplausos. No era noche de palabras. Las sonrisas que proliferaban en todos los rincones del Madrid Arena eran suficientemente expresivas. Y la sonrisa de José Vicente, en especial, valía por mil palabras. En su ambiente, rodeado de tres presidentes con los que ha trabajado (Moneo, Varona, Bermúdez), era un hombre feliz.

Sólo quedaba un trámite para culminar la fiesta: acabar el partido. Y dio la impresión de que Estudiantes remataría sin sobresaltos (69-60, min. 33), pero Óscar Yebra soltó una terrible ráfaga de metralleta (tres triples en minuto y medio) y metió de nuevo a su equipo en el partido. No sólo eso, sino que el Valladolid tuvo la sorpresa en sus manos (76-77, min. 38). Pero no se produjo. Tres balones perdidos por Corrales, el corazón indomable de Iturbe y la muñeca certera de Nikolic sentenciaron en favor del equipo madrileño.