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ACB | Unicaja 84 - Estudiantes 78

Carlos Cabezas abatió a un gran Estudiantes

Unicaja impuso su banquillo, con ayudita arbitral

<b>ÍMPETU. </b>Hernán Jasen intenta una entrada a canasta.
mariano pozo

Se cumplió el pronóstico en el primer asalto (líder pudo con octavo), pero Estudiantes le ha dejado un aviso al Unicaja: morirá matando. El equipo madrileño planteó el partido a un ritmo suicida y lo mantuvo hasta el final. Agresividad en defensa y contragolpes en oleada. Llegar y tirar, castigar la marcha atrás del adversario. Ante cualquier otro equipo el Estudiantes de ayer habría salido vencedor, hizo un derroche de energías, de descaro, pero Unicaja es un superequipo, una chistera mágica de la que Scariolo puede sacar conejos blancos de modo incesante.

Portentoso Sergio Rodríguez en ataque (25 puntos, 5 asistencias), muy activo McDonald, batallador Jasen, pero aquello sólo sirvió para dominar el primer cuarto (18-20) y acabar cerca en el descanso (41-37). El Unicaja había encontrado ya un hombre desestabilizador en cada puesto. En la pintura, Daniel Santiago; en el ala, Herrmann. En la dirección, el hombre clave, el gran revulsivo: Carlos Cabezas. Cuando el fornido base malagueño ocupó el puesto de un Pepe Sánchez desbordado por el ritmo colegial, Unicaja tomó el mando. Cabezas pudo con todos. Y si faltaba algo, el árbitro Martín Bertrán le dio el último empujón al equipo de casa. Una de ataque a Jasen, una intencionada a Azofra, una técnica a Pedro Martínez, quinta de Jiménez... Catorce arriba Unicaja (70-56, min. 31). Partido roto. Pasemos a otra cosa.