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ACB | Real Madrid 86 - Joventut 75

La furia del Real Madrid frenó a un gran Joventut

Gran reacción de Reyes y Rakocevic tras el descanso.

<b>SIN TREGUA. </b>Madrid y Joventut se volcaron en la lucha por los rebotes.
HELIOS DE LA RUBIA

El barómetro marcaba bonanza. Mous Sonko, al fin, era el jugador peleón y fiable de campañas precedentes. Pero el Madrid tardó 22 minutos en enterarse. Hasta aquel momento era el Joventut el que había navegado viento en popa. Presión defensiva en todo el campo, rebote sólido, intercepciones y contragolpes. Pese a un nefasto 1 de 12 en triples, la presión atrás y la fluidez delante le habían dado el control al equipo de Aíto (36-42, minuto 22).

Pero Maljkovic había llamado al orden a sus hombres en el vestuario. "Os están dando un ejemplo de intensidad, concentración y coraje", imagino que les dijo. Y los guerrilleros de Boza decidieron que, si el coraje era la clave del partido, ellos no se dejarían superar por nadie. El barómetro Sonko (11 puntos, 3/6 triples hasta entonces) encontró acompañantes. Inconmensurable Felipe Reyes en la pelea por los rebotes, eficaz Josh Fisher en dirección, añadiendo triples vitales, generosos Hamilton y Hervelle en rebotes y defensa, práctico Bullock en tiros y contragolpes, enrabietado Rakocevic tras recibir un par de tapones en entradas a canasta.

¿Tapones a mí? Rako decidió que no habría más. En las dos siguientes entradas machacó el balón con furia. Y la segunda de ellas puso Vistalegre en pie. Un impresionante in your face ante el gigante Betts que encauzaba definitivamente el triunfo madridista: 70-62, minuto 33. Antes de eso, en el tercer cuarto, se había producido la gran reacción del conjunto blanco. Un parcial de 21-6 en cinco minutos transformó el 36-42 adverso en 57-48. Y más que las cifras era la actitud, el furor guerrero del Madrid lo que había cambiado el signo del choque.

En el último cuarto se suponía que el Real Madrid pagaría su esfuerzo, pero fue el Joventut el que perdió la intensidad. Rudy Fernández, magnífico, peleó ya en solitario. En el Madrid, por contra, todos aportaron algo. Y Felipe Reyes, inagotable, sentenció con rebotes y tiros libres. El maleficio de la Penya sigue: desde 1996, trece visitas, trece derrotas en feudo blanco.