El DKV Joventut jugará mañana la final de una competición continental casi doce años después de que lograse, el 21 de abril de 1994, la Copa de Europa en Tel Aviv. Y lo hará por méritos propios; por su espíritu de equipo y, especialmente, por su ambición en creer que la final era posible si mantenían el juego de bloque que han demostrado en la Liga ACB y en esta FIBA Cup.
Aíto García Reneses estaba convencido antes del encuentro, aunque escondió sus cartas hasta el momento en que sus hombres saltaron a la cancha, de que debían dejar al Kiev sin reacción desde el primer instante del partido.
Betts, primero, Flis, Rudy, Bennett y Mumbrú después fundieron la defensa rival en menos de diez minutos (9-28, min. 9). Pero los de Renato Pasquali no se fueron abajo y por medio del brasileño Giovannoni y del estadounidense Lamarr Greer, evitaron la debacle al final del primer cuarto (17-28).
Salida demoledora.
En el segundo apareció el israelí Akif Nissim y las diferencias en el marcador se redujeron casi al mínimo (36-38), pero la veteranía de Betts y Bennett daban un respiro al descanso (39-46). Un triple de Rudy Fernández pareció iniciar una nueva escapada badalonesa (41-53, min. 24), pero Nikolic y el omnipresente Nissim conseguían dar la vuelta al marcador al comienzo del último cuarto (59-57).
Fue como si una descarga eléctrica hiciese reaccionar a los de Aíto. Lubos Barton y Rudy Fernández aceleraron el ritmo del partido y los locales ya no pudieron reaccionar. Un triple determinante de Barton llevaba a los verdinegros a superar de nuevo los diez puntos de ventaja (63-74, min. 36) y el Kiev ya no tendría capacidad de reacción.
Khimki , primerfinalista (63-61)
El Khimki de Moscú derrotó al Dinamo de San Petersburgo, vigente campeón, en la primera semifinal por 63-61. Petrenko, Torres y Wolkowosky arrollaron en el rebote.