Euroliga | Winterthur 72 - Real Madrid 58
Kakiuzis y Williams destrozaron al Madrid
Los cuartos de final de la Euroliga comenzaron con cuatro victorias de los equipos que jugaban en casa. El Winterthur Barcelona se mostró netamente superior a un Real Madrid anulado dentro y fuera de la pintura. La diferencia en el marcador llegó a ser de hasta 20 puntos.
El primer asalto se decidió por KO. El Madrid en la lona. En estas eliminatorias hay cambios radicales en cada combate, pero el Real sólo tiene 48 horas para rehacerse. El impacto ha sido duro. Inapelable directo a la mandíbula.
La síntesis del partido en el Palau es fácil: superioridad neta del Winterthur Barcelona. Impecable en defensa, anulando a Felipe Reyes y a Bullock (sus puntos llegaron con el choque resuelto), y equilibrio en ataque, con un hombre muy resolutivo en el perímetro (Shammond Williams) y otro en la pintura (Kakiuzis), aunque la versatilidad de este último se notó en todas las distancias. Los 42 puntos sumados por este dúo dejaron en anecdótico un detalle importante: Navarro, cero puntos en 14 minutos. Oscuro presagio para el Madrid que los azulgrana sean capaces de arrollar sin necesidad de su estrella. La estrategia de Ivanovic salió perfecta. De la Fuente, primero, y Basile, después, frenaron a Bullock, mientras Rakocevic se anulaba a sí mismo. Bajo tableros, muralla azulgrana. Con el arma favorita de su rival, la defensa, el Barça mandó siempre.
Desnivel.
El Real intentó al principio jugar mucho con sus pívots en ataque, pero Fucka y Marconato impusieron su envergadura a Reyes y Hamilton (5/17 entre ambos). Y no hubo un Kakiuzis en el bando blanco. Nulo por dentro y romo por fuera (4/14 en triples), el Madrid asumió su inferioridad y acabó resignado, entregó el último cuarto sin luchar, reservando fuerzas para Vistalegre.
Sólo hubo diez minutos de equilibrio (17-18). Kakiuzis, entrando desde el banquillo, dio el primer tirón (25-20) y Williams le respaldó con tres triples consecutivos (34-24, parcial de 17-6). Antes del descanso ya estaba claro que el Barcelona tenía soluciones y navegaba viento en popa, mientras el Real Madrid, desconcertado, estaba a la deriva, sin timón y sin cañones. A pique.