ACB | Estudiantes 73 - Real Madrid 76
Zarpazo del Madrid en un derby apasionante
Gran ambiente en las gradas y magnífico rendimiento de ambos equipos en la pista. El Real Madrid conquistó el nuevo feudo estudiantil, Madrid Arena, y se afirma en posiciones de playoff, desplazando al conjunto colegial y aprovechando el paso atrás del Fuenla ante el Joventut.
La juventud no tomó el poder, pero nos regaló un gran espectáculo, un derby apasionante. La fogosidad y el talento de Carlos (Suárez) y Sergio (Rodríguez) no pudo con la clase y veteranía de Sweet (Bullock) y Rakocevic, pero imagino que nadie, ni siquiera los más furibundos incondicionales del Estudiantes, se arrepintió ayer de haber estado en el Madrid Arena. Partidos así se guardan para el recuerdo. Festines como el de anoche, con pasión, emoción, entrega y talento, fortalecen la leyenda del derby, elevan la cotización del baloncesto. El Madrid conquistó el polvorín demente. Estudiantes y Fuenla (derrotado por la mañana) se alejan del playoff. El Madrid, cinco victorias en siete jornadas, se afirma en la octava posición.
Tremendo toma y daca. Nunca más de ocho puntos de margen, y aún eso de forma fugaz. Estudiantes puso corazón y calidad; el Madrid lo mismo, pero añadió cerebro. Estuvo más metido en el encuentro, controló mejor el tempo de juego, fue más eficaz en los momentos críticos. En la recta de meta aguantó una pequeña ventaja merced a los tiros libres, mientras los colegiales se suicidaban con tiros precipitados. El 73-76 final explica bien la igualdad que existió en el choque y el gran mérito del equipo estudiantil, que con un solo extracomunitario y una pléyade de jóvenes hizo sufrir a la prestigiosa ONU madridista.
Decidieron el tercer hombre y el segundo cuarto. Me explico: Estudiantes estuvo firme en el primer periodo (14-11), lento y farragoso, con exceso de intervenciones arbitrales, pero en el segundo, jugado a ritmo frenético, olvidó la defensa y el Madrid lo ganó por 22-32. A la postre, ese hachazo desangraría al equipo azul, que se desfondó para remontarlo. Y fue un tercer hombre (no Bullock ni Rako, sino Alex Scales) quien protagonizó la escapada madridista. Con 12 puntos en ese cuarto, Scales desniveló un balanza que los entrenadores mantenían equilibrada.
Scales no hizo nada antes o después de esa fase, pero con aquel fogonazo desarmó al rival, acabó con la partida de ajedrez que mantenían Pedro Martínez y Maljkovic. Ambos aprovecharon bien sus bazas. Martínez hizo valer la altura de sus aleros (los dos Carlos); Boza, los recursos y velocidad de sus enanitos maravillosos. Scales desbarató tácticas, estrategias y convirtió la batalla en un apasionante cuerpo a cuerpo. Un genuino derby.