ACB | Estudiantes-Real Madrid
Real Madrid, al asalto del polvorín demente
Derby de gran trascendencia para acceder al playoff (19:15 h., La2) de Liga
Medio siglo de choques a muerte entre los eternos rivales madrileños. Y hoy, como en los años cincuenta, la pasión y la tensión siguen dominando la cita. No importa que se juegue en un escenario moderno y coquetón, como el Madrid Arena actual, o en aquellos patios descubiertos del Ramiro de Maeztu, con canastas de madera que inspiraron a Gerardo Diego ('un arbolillo en condena de asfalto...tiesto para la flor del salto'). Es la gran fiesta del basket madrileño, la permanente lucha de un David cada vez más fornido contra un Goliath con achaques de veterano.
El derby de hoy llega con muchos alicientes. Estudiantes y Real Madrid empatados en la clasificación (11/11) y gran ánimo de revancha en el equipo colegial, que perdió por 18 puntos en feudo merengue (79-61) y también en pretemporada, en el torneo de la Comunidad.
Las dos plantillas sin bajas (salvo Marko Tomas en el Real) y moral en alza en ambas trincheras, por éxitos recientes. Estudiantes, al que Pedro Martínez ha dado marcha y garra, ha ganado cuatro de sus cinco últimos partidos, el últmo de ellos, ahí es nada... en pista del Pamesa Valencia. Para el Madrid el optimismo se filtra de su notable quehacer en la Euroliga, invicto en la segunda fase, con resultados más que meritorios ante Maccabi, Panathinaikos y Ulker Estambul.
Estrenos.
Es el primer derby en el Madrid Arena y el primero para los madridistas Josh Fisher y Alex Scales, y para el técnico estudiantil, Pedro Martínez. Pero también tiene carácter de adiós para un jugador importante y querido en el conjunto azul, Rafa Vidaurreta, cuya presencia en cancha festeja la Demencia con un cántico singular ('Aquí están, esos son, los cojones de Aragón'). Tras cinco años de colegial se marcha al CAI Zaragoza.
Todo lo cual nos garantiza espíritu guerrero en los protagonistas. Quizá fallen la técnica o la estrategia, pero no faltará el cuchillo entre los dientes. Con un solo americano en sus filas parece que Estudiantes está en desventaja para el juego interior, pero McDonald atraviesa una racha inspirada, cada vez en mejor conexión con Sergio Rodríguez, un base con instinto especial para asistir a los pívots. Frente a eso, el dúo Bullock-Rakocevic, con Felipe Reyes de soporte en la pintura y un renacido Mous Sonko atrás. Sujeten sus corazones. Llega la taquicardia.