Bullock y Reyes llevan al Madrid hacia la Copa

Domingo de euforia para el Real Madrid; de amargura para Fuenla y Estudiantes. Sólo habrá un equipo madrileño en la Copa de Madrid: el de uniforme blanco. Fuenla y Estu hicieron sus deberes, ganaron en la jornada clave, pero no han tenido premio. El Madrid (¿la suerte de los campeones?) sí ha tenido recompensa a su esfuerzo, a su triunfo. Estará en la Copa del Rey. Evitará quedar fuera de la fiesta grande del baloncesto por primera vez en su historia.

Sí: la tradición pesa. El Madrid sigue siendo la bestia negra del Joventut de Badalona, un club al que podríamos calificar de pupas de la Copa, pese a que ha ganado siete, porque ha caído 16 veces (¡dieciséis!) en la finalísima, diez de ellas frente al Real Madrid.

¿Venganza?

Esta vez la Penya tenía el hacha en sus manos, podía ejercer de verdugo para el Real incluso antes de iniciarse el torneo copero. Y dio la impresión, durante más de 30 minutos, de que Aíto y sus jugadores, en efecto, cobrarían una revancha histórica. Pero no fue así. El Madrid, que en apariencia había tenido el mayor desgaste físico, fue el mejor en la última vuelta. Porque todo se decidió en los seis últimos minutos. Tras varias escapadas del Joventut a diez o nueve puntos (28-18, 34-24, 57-48...) los rebotes de Felipe Reyes y los encestes de Bullock, envueltos en el coraje colectivo, permitieron al Madrid acercarse a tres puntos (61-58) con seis minutos por jugar. Y la frialdad de las cifras lo dice todo: 7-15 de parcial para el equipo blanco en ese epílogo. Bullock completó su recital, Felipe añadió cicatrices a su epidermis de gladiador y Axel Hervelle completó la faena, añadiendo a la vez puntos y rechaces. Mientras, el DKV Joventut se deshinchaba como un globo, desmoralizado y exhausto. Más centímetros, más banquillo, pero menos coraje, menos ambición en la Penya.