Euroliga | Real Madrid 79 - Pau Orthez 83
El Madrid se estrella ante el Pau y agrava su crisis
Tercera derrota europea consecutiva y juego desastroso
En un mundo perfecto los Simpson serían una familia real y los Bush, padre e hijos, personajes de ficción. En un mundo perfecto el Real Madrid dispondría de un gran director de juego y de un pívot poderoso que le permitiesen atemorizar por doquier. Sin embargo, mientras Homer Simpson se hace con la Casa Blanca y el Real termina su obra, prevalecerá el caos.
Víctima de sus carencias, de su torpeza y desorden, el Real Madrid fracasó ante el modesto Pau Orthez, enlaza tres derrotas consecutivas en la Euroliga y complica su futuro en esta competición, como le ocurre en la Liga española.
Encuentro deslucido, trabado, con gran esfuerzo defensivo en ambos lados, pero ninguna brillantez en ataque. Es muy grave que el Madrid no haya podido imponerse a un adversario tan asquible como el Pau, de potencial mediocre, y que además se quedó a las primeras de cambio (esguince de tobillo) sin su baluarte ofensivo, Clint Harrison. Pero el conjunto francés impuso su mayor orden y experiencia, de la mano del base Lonnie Cooper, que le dió al Pau lo que el Madrid no tuvo: cabeza.
Igualdad.
El Madrid fue a remolque los dos primeros cuartos. Tras inaugurar la cuenta (2-0) encajó un parcial de 0-8 y el Pau ya se mantuvo arriba hasta un segundo antes del intermedio, cuando Gelabale, con un triple en jugada de pizarra, volvió a poner otra vez delante a su equipo (32-30). Los dos primeros cuartos fueron un tostón enorme, con margen nunca superior a 7 puntos para el quinteto galo.
En el arranque del tercer cuarto dio la impresión de que el Madrid se escaparía (39-30, máxima diferencia del choque) pero los triples de Drozdov (6 de 7), la buena dirección de Cooper y la versatilidad de Rpert dieron otra vez la iniciativa al Pau. Bullock entró al fin en acción y puso con opciones al Madrid ante la recta de meta (66-62, min. 36). Un 0-10, con Cooper de artífice, acabó con las esperanzas madridistas, que incluso desaprovechó un tiro final que pudo forzar la prórroga a cinco segundos del límite. Inoperante en el juego interior y sin fluidez atacante, al Madrid no le bastaron la defensa y el rebote ofensivo.