El Chelsea amenaza a la Europa futbolística y detrás está Roman Abramovich. El CSKA de Moscú amenaza a la Europa baloncestística y detrás está... Roman Abramovich. El magnate ruso, propietario de la petrolera Sibneft, quiere hacerse con el dominio del fútbol y del baloncesto continental. Va por buen camino. El CSKA encadena 38 victorias, 15 de ellas en la Euroliga, hito que ni siquiera alcanzó el Real Madrid de los 60, rey de cuatro Copas de Europa. El recital del pasado jueves en el Palau Blaugrana, disparando la crisis barcelonista al ganar por 21 puntos (70-91), confirma el potencial del CSKA. Pero, ¿qué es lo que esconde el equipo dirigido por Dusan Ivkovic?

Por lo pronto, una de las plantillas más compensadas de la Euroliga. A los mandos, John-Robert Holden, estadounidense nacionalizado ruso en un santiamén al llegar del AEK de Atenas, equipo al que había hecho campeón en Grecia. El escolta titular es el estadounidense Marcus Brown, máximo anotador del equipo con 15,5 puntos por partido. En suma, un estupendo background, que dirían los americanos.

Completan el quinteto titular Antonio Granger, David Andersen y Demos Dikudis. Al primero lo tuvo atado el Real Madrid en el verano de 2001, cuando el lío de los comunitarios B. Los otros dos forman una excelente pareja de ala-pívots, suficiente ante la falta de centers dominantes en Europa. Muursepp, Savrasenko y Monya también disfrutan de minutos en una plantilla que tiene al jovencísimo Vasily Zavoruev (18 años) como apuesta de futuro y a Theodoros Papalukas como sexto hombre. Pese a jugar sólo 18,4 minutos de media en los 15 partidos disputados, el internacional griego fue el MVP del mes de enero en la Euroliga. Su fichaje fue el enésimo acierto de Aleksander Gomelski, que en 1971 condujo al CSKA a su última Copa de Europa (de las cuatro que tiene el club). El viejo zorro, ahora presidente, afila el colmillo. La próxima Final Four se juega en Moscú y eso despierta su apetito.