El mejor cuatro de la historia

Yo digo | Héctor Martínez

El mejor cuatro de la historia

Con su gorro tejano y su eterna sonrisa, el Cartero entregó su último envío. Deja la NBA. No volverá a jugar "nunca más", y su nunca más suena distinto al que en su día pronunció Jordan, un nunca más que resultó un quizá. "Lo prometo, no cambiaré de idea". Una pena. Viendo a Fred Astaire y Ginger Rogers, bailar parecía fácil; viendo a Karl Malone y John Stockton, cualquiera podía jugar a baloncesto. Por eso agrada que el aficionado vaya a recordar a Karl por formar parte de esa gran pareja (el 62% de internautas así lo hacía ayer en la web de la NBA) más que por retirarse sin un título (un 27%). Se va Malone y deja atrás una montaña de récords, un historial de ciencia ficción a ojos de aquel joven elegido por los Utah Jazz en el número 13 del draft de 1985 (Louisiana Tech).

Pocos podían imaginar lo que vendría después. Sus llamadas al All Star (14), sus MVP (2), sus elecciones en el mejor quinteto de la Liga (11), sus oros olímpicos (Barcelona 92 y Atlanta 96). Malone se retira a su rancho de Arkansas, donde montará a caballo y verá basket por televisión mientras se fuma un puro, su vicio. Ahora será él quien abra la puerta al cartero. Y su inclusión al Hall of Fame está franqueada. Hace dos décadas, su aventura empezaba al entrar en el draft de 1985. Ese año, en el número 14 de la segunda ronda, los Nets elegían a Fernando Martín. El madrileño ha sido el mejor ala-pívot de nuestro baloncesto. El de Louisiana, el mejor ala-pívot de la historia. Sin posiblementes.