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WNBA

¿Quiere desnudar a Lisa Harrison?

El año pasado la prensa norteamericana más beligerante lanzó sapos y culebras envenenados contra Playboy por organizar el primer concurso de la baloncestista más sexy de la WNBA, con el premio para la ganadora de posar como una playmate más para la revista.

¿Quiere desnudar a Lisa Harrison?
FOTO WNBA

Michelle Marciniak, la primera miss, declinó la oferta, pero en el concurso de este año Lisa Harrison ha declarado que está encantada con la idea de enseñarse en el papel couché. La votación es abierta a los aficionados: basta con entrar en Internet en la web Playboy.com, buscar el concurso, y decidir el voto en 30 segundos.

Lisa es una veterana de la WNBA. Alta, blanca y atractiva, el año pasado ya fue una de las diez candidatas al título de chica cañón, y ahora repite apoyada por sus seguidores que la apodan Princesa desde sus tiempos de rompecorazones en la universidad.

Soltera y sin compromiso conocido, a sus 30 años reconoce que necesita "dinero y publicidad", y dado que su sueldo es de siete millones de pesetas por cuatro meses de trabajo, no le hace ascos a la oferta de Playboy: "He hablado con mi madre y con mi hermana; es dinero fácil, y aunque me gustaría más que me reconociesen por mi calidad como deportista que por bajarme la ropa, el dinero me viene bien".

Si la votación no da un giro espectacular, la Princesa de los Mercury de Phoenix será la chica más sexy de la temporada 2001. Ayer acaparaba el 37 por ciento de los votos, y adelantaba en más de 3.700 a la siguiente candidata. Es decir, a poco que le apoyen los aficionados Lisa será la chica especial de cualquiera de los próximos meses.

Uno contra Lisa

En otra subasta on-line organizada en Arizona se ofrecieron 100.000 pesetas por jugar un uno contra uno si Lisa era la rival, en una cancha y con balón y canasta por medio, claro.

Las rivales de Lisa no han anticipado sus intenciones de posar. Nikki McCray dice que no intenta aparecer sexy, aunque sabe que su cara de niña enciende pasiones; Allison Feaster, alumna de Harvard, está encantada de verse entre las candidatas: "A mi marido le agrada, y a mi madre más".

La húngara Andrea Nagy reconoce que trabaja "por estar atractiva", y la rusa Eva Nemcova apunta que "sólo en la cancha" olvida su imagen. Sheryl Swoopes asegura que la gusta "enseñar, aunque no demasiado; es mejor fomentar la imaginación". Igual que Lisa Leslie, contratada por una firma de modelos y preparando una línea de cosméticos: "Me pinto las uñas y los dedos porque me gusta, pero no lo hago pensando en provocar".

La australiana Annie Burgess espera que con la publicidad le salga un novio que rehaga su vida cuando se confirme su divorcio, mientras que la jovencita Erin Buescher, rubia, alta y ojos azules, apuesta por "romper el estereotipo de la mujer deportista", aunque ella es tan recatada que aspira a ser misionera.