Dejar a Heurtel en Estambul es una decisión que apesta a miedo e inseguridad. Si te quieres desprender de un jugador con urgencia, déjale ir.
Zidane lo tiene claro: para llegar lejos hay que saber sufrir. Supongo que es lo que toca.
Con Hazard sucede como esas cosas especiales que reservas y nunca llega ese momento.
A partir de los 30 años, cualquier jugador empieza a estar bajo sospecha.
Tienes unos minutos en el aire que te pueden dar gloria, dinero y fama. Si no los estrujas, adiós.
El madridismo, por fin, empieza a creer que hay material del Halcón Maltés en Vinicius.
De pequeño soñaba que el tiempo pasaba y mi sello de Laudrup se convertía en una rareza valiosísima, codiciada por coleccionistas de todo el mundo.
A mí me gusta ver jugar a James porque cuando él está en el campo ocurren cosas: un pase al hueco, un disparo que solo ve él, un centro a medida ...
Cuando eliminan a Simeone, la culpa es de Simeone. Cuando eliminan a Guardiola o a Setién, adalides del buen fútbol, la culpa es de la directiva...
Campazzo se ha colado en la élite sin pedir perdón ni permiso, sacando todo el rédito posible a su 1'78 raspado.
Con el agua al cuello, puso por sorpresa en Estambul al hasta entonces inédito Rodrygo. En uno de los estadios que más imponen.
Siempre que un futbolista ficha por un equipo, enseguida siente la necesidad de congraciarse por la vía rápida con su nueva afición
Que la normalidad vuelva rápido o acabaremos perdiéndonos el respeto entre todos.
Mi teoría es que algunos son ya adictos a la exposición. Y lo pasan mal si no sienten el continuo aliento de los seguidores. Ese chute de dopamina.
¿Qué es "jugar bien"? ¿De qué hablamos cuando hablamos de esa entelequia? Jugar bien no es eso a lo que aspiran ciertos estetas y románticos del balón.
Porque esa Liga, sin puntos, sin equipos, sin demasiado sentido, era lo que nos mantenía unidos.
Por encima de todo, echo de menos todo lo anterior a un partido del Real Madrid. El nerviosismo y la expectación. La anticipación.
De lo que no tengo duda es de que ya va siendo hora de que se trate, y disfrute a Vinicius y Rodrygo como a deportistas adultos e independientes.
Reconocí a ese Madrid de mi infancia, nervioso, impredecible, dubitativo.
Por los 100 millones que costó Hazard y con 29 años, uno compra certezas, no apuestas. Y de momento poco se ha visto del belga.
Llull no está fino: esta semana en el Palacio, ante el Baskonia, parecía como si le hubieran robado sus habilidades los malos de Space Jam
No todos los jóvenes triunfarán, pero no puedes hacer una tortilla sin romper huevos.
Ver los partidos de fútbol con mi padre, años después, me sigue enseñando muchas cosas. Y me ayuda a quitarme tonterías de encima.
Es tremendo que Fede Valverde haya sentado a Modric y no se oiga un murmullo de recelo.
Nunca seremos tan jóvenes como aquel verano. Nunca seremos tan malos. Nunca pensé que echaría de menos a Heinze.
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