La Fundación Athletic Club abrió su festival con el documental Finding Jack Charlton.
.. indirectamente, el fútbol contribuyó a democratizar la escritura, cuando no a revolucionarla.
Queremos que todo siga igual a cuando nos enganchamos a esta cosa llamada fútbol.
No sé si en el deporte se está perdiendo ese supuesto espíritu con el que en teoría se creó.
Futbolista se es siempre, como escritor, por más que la actividad sea o no remunerada
Redmayne atentó contra la confianza de un compañero. Hablamos de ética y el daño es mucho mayor.
Ese riesgo siempre latente del descenso, del dejar de ser, es un ingrediente de nuestra pasión.
Apenas ha empezado a ser profesional y ya ha cambiado, para mejor, el mundo del fútbol.
En el césped siempre juegan dos equipos y la trascendencia del choque, es una obviedad, depende del rival.
Es necesario un tipo de jugador que, además de rendir individualmente, amalgame el grupo.
El estadio es un paréntesis de realidad, una ficción del estilo de la del cine o la literatura, refugios necesarios.
La identidad de los clubes emerge cuando se enfrentan a quienes entienden como antagonistas.
Me preocupa cuando los adultos tratan a los pequeños como si fueran jugadores profesionales.
He ahí una historia universal: la del mayor que cuida del pequeño, de cuyo destino depende su propia felicidad.
En los pies de Allan Saint-Maximin el balón parece una bola metálica de petacos, vertiginosa e imprevisible.
Como la fuerza en el universo de Star Wars, el fútbol es una herramienta capaz de sacar lo mejor o lo peor de las personas.
Los videojuegos, al fin y al cabo, no dejan de ser un tipo de narrativas, como las novelas y la radio.
La película documental LFG (Let's Fucking Go) es un canto de guerra, un grito de ánimo entre ellas al que deberíamos sumarnos también los hombres.
En estos meses de estadios vacíos en los que se escuchaba el golpear de la pelota, supongo que estos amantes del puro juego disfrutaron como nunca.
Hoy conviene recordar que cuando ganamos lo hacemos todos y que cuando perdemos, sobre todo en esos momentos conviene subrayarlo, perdemos también todos.
Más allá de nuestros colores, en la pasión de cada hincha por su club late la de todos nosotros.
Qué bien les vendría a muchos jugadores tener una ocupación en el día a día que vaya más allá de ellos mismos.
He echado muchísimo de menos San Mamés: el rito, la gente, la sensación de comunidad cada quince días. Pero, sobre todo, he añorado vivir todo eso con mis hijos.
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