Aritz Gabilondo

Cualquier entrenador cuando gana es un caballero al que entregarle una hija y un tipo iracundo que no da ni los buenos días cuando pierde.

Se llama Pablo, porque de lo contrario costaría una fortuna. Eso que se pierden algunos. España siempre ha cultivado talentos como él.

La actitud y entrega del Kairat le distinguieron; sus errores puntuales, como el de Sorokin que forzó el penalti del 1-0, le sobraron.

En el Madrid triunfan más los Ancelottis o Zidanes que los Mourinhos o Luxemburgos.

El Balón de Oro de Dembélé es el Balón de Oro de Luis Enrique. Pensar que el Mosquito pudiera ser nombrado algún día el mejor jugador del mundo era poco menos que una utopía.

Cuando lo gane Mbappé, parisino de Bondy, francés y capitán ‘bleu’, emblema de todo un país, habrá que ver si el veto continúa.