Fútbol amplio, abierto a los extremos, rápido, mezclando pausa y rapidez y orientado al gol.
Frente a eso, el Arsenal fue una fuerza continua, con Saka haciéndoselo pasar mal a Alaba.
Hoy harían falta dos ‘valverdes’, uno en la media y otro de lateral. O tres, a ser posible.
Tres puntos, más los tres perdidos por el Madrid, más los dos perdidos por el Barça. En total, ocho.
En esto, hay que decirlo, nadie va a sentirse muy sorprendido. Todo era muy turbio en ese asunto.
A LaLiga le queda un trance de altos vuelos, el Clásico de Montjuïc, pero de momento el Barça tiene la mejor baza.
Al fútbol le sobran malos modos, su naturaleza tiende a inflamar ánimos atrabiliarios.
Nuestro arbitraje pena por un pecado colectivo que nunca se podrá quitar y él lo invoca para lucirse.
En todo caso, en aquel panorama nublado que auguraba con acierto Lopetegui, hoy luce el sol.
Once contra diez, España se animó y los últimos diez minutos se mascaba el gol que por fin llegó.
Una ocasión, para medir la fuerza que el Barça, el más afectado, tiene en la nueva Federación.
Semana ‘horribilis’ para el Atlético, descabalgado de la Champions y podríamos decir que de LaLiga en cuatro días.
La gracia del fútbol no está en poner a un señor en una sala brumosa a buscar cagadas de mosca a cámara lenta.
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