En la madrugada del 21 al 22 de junio se celebra la ceremonia del draft 2018. Como siempre, todos los ojos estarán puestos en los jugadores que llegan con más pedigrí a la cita, entre ellos Luka Doncic, Deandre Ayton, Marvin Bagley, Mohamed Bamba… Son los nombres que coparán las primeras posiciones y los que, según las previsiones, tienen más opciones de convertirse en futuras estrellas de la NBA. Pero es factible que haya perlas de considerable potencial bajo el radar. Talento oculto en puestos bajos de primera ronda, o ya directamente en la segunda, que acaben haciendo magníficas carreras y que alcancen un estatus estelar contra todo pronóstico. Ha pasado en muchas ocasiones antes y seguirá sucediendo. Son los llamados ‘robos del draft’.
En lo que llevamos de siglo XXI ha habido buenos ejemplos de jugadores cuyo rendimiento en la liga ha estado muy por encima del pick con el que fueron seleccionados. Y en este grupo de ‘proyectos’ inicialmente infravalorados de estos últimos años llama poderosamente la atención la cantidad de interiores importantes que encontramos. Hablamos de pívots de élite como Marc Gasol (número 48 en 2007), DeAndre Jordan (35 en 2008), Hassan Whiteside (33 en 2010), Nikola Jokic (41 en 2014), Clint Capela (25 también en 2014) y Rudy Gobert (27 en 2013). También de ala-pívots All Stars como Draymond Green (35 en 2012), Paul Millsap (47 en 2006) o el ya retirado Carlos Boozer (35 en 2002). Sorprende sobre todo lo de los primeros, los centers, porque nunca es fácil encontrar jugadores verdaderamente solventes en la pintura. Los centímetros con calidad (ya sea ofensiva o defensiva) siempre se cotizan. La prueba la tenemos en que prácticamente cualquier siete pies con un mínimo de talento suele convertirse en multimillonario con facilidad a poco que demuestre. Ejemplos hay a montones.
No vislumbrar el recorrido que iban a tener estos jugadores podría considerarse pecado grave para todos aquellos ojeadores y general managers que les hicieron de menos, aunque esa falta de visión es un mal más común de lo que parece. Ni siquiera es necesario irse muy atrás en algunos drafts para comprobarlo. Uno de los casos más clamorosos de este siglo es el de Stephen Curry, número 7 en 2009. ¿Razón? Hasheem Thabeet (escogido por Memphis) y Jonny Flynn (Minnesota). Números 2 y 6. Ambos desaparecidos desde hace tiempo del baloncesto de primer nivel. Ambos elegidos por delante de Curry. Para darse de cabezazos contra la pared. Está claro que dada la magnitud del jugador, lo del base de los Warriors puede considerarse un robo del draft, aunque fuese una elección alta. También lo de Russell Westbrook (pick 4 en 2008), teniendo en cuenta que tuvo por delante a jugadores como Michael Beasley y O. J. Mayo. O lo de Damian Lillard (6 en 2012), que vio salir antes a Michael Kidd-Gilchrist, Dion Waiters y Thomas Robinson. Lo mismo DeMarcus Cousins (5 en 2010), con Evan Turner y Wesley Johnson (en ese draft, Gordon Hayward y Paul George fueron los números 9 y 10, respectivamente, siendo precedidos también por Ekpe Udoh, Greg Monroe y Al-Farouq Aminu, jugadores claramente inferiores, como ha demostrado el tiempo).
No obstante, uno de los más claros robos del draft del siglo XXI es el de Isaiah Thomas, última elección (número 60) del draft de 2011. El base, ahora un poco venido a menos tras un año un tanto frustrante, ha sido dos veces All Star y en el curso 2016-17, cuando lideraba a los Celtics, cerró el podio de los máximos anotadores tras Westbrook y Harden con 28,9 puntos de media, además de ser incluido en el segundo mejor quinteto de la temporada. Nada mal para un jugador que resultó invisible en el draft para 29 equipos y que sólo escuchó su nombre cuando ya casi iban a apagar las luces. Asimismo, es chocante el pick 30 (último de la primera ronda) con el que fue seleccionado en 2011 Jimmy Butler, jugador consolidado en la actualidad como estrella de la liga. También el puesto 28 en el draft de 2001 de Tony Parker (cuatro anillos y un MVP de las Finales, entre otras cosas), un jugador que ya es leyenda en los San Antonio Spurs, franquicia que es especialista en encontrar talento donde otros no lo ven. Kawhi Leonard, número 15 del draft de 2011, es otra prueba de ello.
En la misma posición que Leonard fue elegido en 2013 una de las grandes sensaciones de la NBA de nuestros días, Giannis Antetokounmpo, un puesto que sin duda no hace justicia al extraordinario nivel del alero de los Bucks. En Milwaukee, precisamente, hay otros dos jugadores cuyas prestaciones están por encima de las expectativas que despertaron cuando aterrizaron en la liga: Khris Middleton (pick 39 en 2012) y el Rookie del Año 2016-17, Malcolm Brogdon (36 en 2016), quien es el único jugador que ha logrado ese galardón sin haber sido elegido en la primera ronda desde que comenzó la era del sorteo único en 1966.
De la misma fase del draft que Middleton y Brogdon llegaron dos All Stars retirados que no acabaron bien en sus últimos años de carrera, Michael Redd (puesto 43 en 2000) y Gilbert Arenas (31 en 2001). También Goran Dragic (45 en 2008), base de los Heat que se ha ganado con su buen hacer el derecho a formar parte de la élite en su posición, grupo en el que está desde hace años Kyle Lowry (24 en 2006), la principal estrella junto a DeMar DeRozan del equipo con más victorias del Este en la última fase regular, los Toronto Raptors. Un jugador siempre fiable desde el banquillo, Lou Williams (Mejor Sexto Hombre en 2015 y uno de los tres finalistas que optan al galardón esta campaña), ocupó el mismo puesto que Dragic en 2005, draft del que saldría también en una posición más que discreta un exjugador que posee en su currículo dos presencias en el All Star: David Lee (número 30). Un par de veces más ha acudido al Partido de las Estrellas Rajon Rondo (pick 21 en 2006), uno de los mejores bases de la NBA durante su etapa en los Celtics y este curso miembro importante de los Pelicans.
Esta campaña tenemos asimismo dos casos de jugadores que llevan escrito ‘robo del draft’ en la frente. Uno es Donovan Mitchell, el principal rival de Ben Simmons para el premio de Novato del Año. El escolta de los Jazz ha dejado claro en sus primeros meses como profesional que el puesto 13 en el que fue escogido se le queda muy pequeño. El otro es Kyle Kuzma (pick 27), una de las grandes noticias de la temporada para los Lakers (máximo anotador del equipo igualado con Brandon Ingram y Julius Randle) e integrante del All-Rookie Team 2017-18, como Mitchell y Simmons. Devin Booker, el hombre de los 70 puntos en un partido, es un caso similar al del jugador de Utah por el puesto en el que fue elegido hace tres años (el mismo que Mitchell) y por el potencial de gran estrella que posee. E hilando fino, podríamos seguir con nombres y más nombres, porque que surjan de los drafts jugadores de rendimiento mayor del que se podía sospechar, y superior al de gran parte de los picks que les antecedieron, es algo prácticamente tan viejo como la propia NBA. Y, desde luego, nada extraño en lo que llevamos de siglo. Veremos si la promoción de 2018 también trae sorpresas escondidas.