La vía más habitual y directa para entrar en la NBA siempre ha sido el draft. Es el camino lógico para todo talento joven, estadounidense o extranjero. Si un jugador es seleccionado entre los 60 ‘picks’ de cada año siempre contará con posibilidades de demostrar sus cualidades para estar entre los mejores del planeta, incluso si han sido elegidos en las posiciones más bajas de segunda ronda. Como mínimo, la opción de tener un hueco en la Summer League y/o en el training camp de pretemporada la tendrán encima de la mesa en la mayoría de los casos. El drama puede llegar para los jugadores cuyo talento ha pasado desapercibido para los general managers de la liga y sueñan con la NBA. Aquellos que no son drafteados y tienen que abrirse camino a base de trabajo, fe en sí mismos y algo de suerte. Y todos los años hay ejemplos de jugadores que consiguen alcanzar el objetivo e incluso hacerse importantes en sus equipos.
Atrás quedan casos ilustres como los de Ben Wallace, Brad Miller, John Starks, Bruce Bowen, Avery Johnson o Darrell Armstrong, entre otros. Jugadores que gozaron de largas y sólidas carreras en la NBA, a pesar de haber sido ignorados por los equipos de la competición norteamericana en los inicios de su carrera profesional. El primero fue campeón de la NBA, cuatro veces Mejor Defensor y otras tantas All Star. Miller también disputó el Partido de las Estrellas en dos ocasiones y permaneció en la liga catorce temporadas, la mayoría a buen nivel. Starks fue igualmente All Star, además de Mejor Sexto Hombre y pieza fundamental de los competitivos Knicks de los años 90. Johnson y Bowen (cinco presencias en el primer quinteto defensivo de la NBA y tres en el segundo), al igual que Ben Wallace en los Pistons, tienen sus respectivos dorsales retirados por los Spurs, equipo en el que fueron jugadores claves para que sumasen anillos (el base fue campeón en 1999 y el alero en 2003, 2005 y 2007). Armstrong, viejo conocido del baloncesto español (Ourense, 1994-95), debutó en la NBA con 26 años y jugó hasta los 39, dejando en su palmarés un trofeo de Mejor Sexto Hombre y otro de Jugador Más Mejorado, ambos logrados en la misma temporada, algo que nadie más ha conseguido.
En la NBA actual también hay buenos ejemplos de jugadores ‘undrafted’ que se han hecho fundamentales en sus equipos. Algunos llegaron de otros países ya con pedigrí y cierta edad, como le sucedió a Andrés Nocioni en su día. Es el caso, por ejemplo, de Milos Teodosic (Clippers) o del ex del Barça Joe Ingles (Utah Jazz). Otros simplemente fueron ninguneados tras cerrar su ciclo universitario y han tenido que sudar mucho hasta consolidarse en la mejor liga del mundo. Robert Covington (Sixers), Wes Matthews (Mavericks), Kent Bazemore y Dewayne Dedmon (Hawks), Jonathon Simmons (Magic), JaMychal Green (Grizzlies), Justin Holiday (Bulls)… Todos ellos tienen estatus de titular en sus equipos después de haber empezado desde cero en la NBA. Igual que el ahora lesionado Jeremy Lin (Nets), cuya sorprendente irrupción en los Knicks en 2012 revolucionó Nueva York.
Y hay más que cuentan con un papel trascendente en la rotación de sus respectivos equipos. Desde un veterano que siempre asegura rendimiento como J. J. Barea (Mavericks) hasta Fred VanVleet (Raptors), pasando por Tyler Johnson (Heat), Ish Smith y Anthony Tolliver (Pistons), Matthew Dellavedova (Bucks), Ian Clark (Hornets), T. J. McConnell (Sixers) o Aaron Baynes (Celtics). O incluso Quinn Cook, quien se ha hecho un hueco en los Warriors por la lesión de Stephen Curry y está cumpliendo con creces como titular. Y la lista sigue: David Nwaba y Cristiano Felicio (Bulls), Wayne Selden Jr. (Grizzlies), Bryn Forbes (Spurs), Boban Marjanovic (Clippers), el ex Gran Canaria Royce O’Neal (Jazz), Garrett Temple (Kings), Tarik Black (Rockets), Troy Daniels (Suns), el exmadridista Salah Mejri (Mavericks), los alemanes Daniel Theis (Celtics) y Maxi Kleber (Mavericks), el muy bien pagado Timofey Mozgov (Nets), Willie Reed (Pistons), Rodney McGruder (Heat)… Y no conviene olvidar a dos veteranos muy respetados que tampoco pasaron por el draft: José Manuel Calderón, que sigue dando guerra al lado de LeBron James en los Cavs, y Udonis Haslem, una institución en los Heat (tres veces campeón y máximo reboteador histórico de la franquicia), ya con presencia testimonial sobre el parqué.
Con más o menos minutos, pero los ‘undrafted’ son legión y tienen una presencia importante en la NBA. Y es que habitual cada temporada que jugadores que han despuntado ‘overseas’ (esa palabra que gusta tanto a los estadounidenses para referirse a prácticamente todo lo que existe más allá de su frontera) a una edad en la que ya no son elegibles o que sencillamente han pasado desapercibidos por haber militado en universidades pequeñas acaben haciéndose un sitio en la liga. Y sin duda continuará sucediendo, lo que demuestra que el talento no siempre se capta a primera vista y que el trabajo duro, en muchas ocasiones, tiene premio.