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“Victoria decisiva” de China contra la COVID

El Partido Comunista Chino (PCCh) asegura que la desescalada ha sido un éxito y que el gigante asiático ha hecho historia al superar la pandemia

Commuters ride an escalator at a subway station in Beijing, China, on Wednesday, Feb. 15, 2023. President Xi Jinping's push for a consumer-led economic recovery has hit a new barrier: Chinese citizens misusing cheap consumer loans. Source: Bloomberg
BloombergGetty

China registró 83.150 muertos entre el 8 de diciembre del año pasado y el 9 de febrero del presente. Estas abultadas cifras coinciden en el tiempo con la puesta en marcha de una relajación de las medidas anti-Covid que el gobierno llevaba imponiendo casi tres años. La situación del país ha sido especialmente delicada debido a su enorme población. Los grandes núcleos urbanos han sido un hervidero de contagios, y los hospitales desbordados llevan largo tiempo siendo una estampa más que habitual en las ciudades.

La política del gobierno chino había sido hasta ahora muy clara. Contra la pandemia, la única receta posible era la mano dura. Desde la irrupción de la crisis sanitaria, se sucedieron los férreos confinamientos que afectaron por un dilatado espacio de tiempo a muchos millones de ciudadanos. Allí donde se comenzaban a registrar contagios, se clausuraban las calles y se imponía la reclusión domiciliaria más intransigente. A pesar de la determinación del ejecutivo comunista, China ha sido uno de los países más azotados por la pandemia y ha registrado millones de muertos.

No obstante, el hastío de la población era palpable y casi insostenible. En los últimos meses se habían sucedido los disturbios y las protestas multitudinarias. Algo extraordinariamente raro en un país autoritario donde no existen ni la pluralidad política ni la libertad de expresión. Por temor a causar un descontrol mayor, el presidente Xi Jinping anunció el pasado diciembre la relajación de los protocolos en todo el territorio. Ahora, China ha bajado un escalón el “nivel de riesgo” conferido al Coronavirus. Pasa de la categoría A (la más alta del escalafón) a la B.

Pero la enfermedad sigue presente en las calles. Sabedores de esto, los gobernantes chinos han pedido la colaboración de sus ciudadanos para “mejorar el seguimiento de la enfermedad y la capacidad de respuesta”. También han aprovechado para destacar sus grandes avances en materia sanitaria y el hito histórico que supone que un país con miles de millones de habitantes haya conseguido “superar una pandemia”, algo que Xi Jinping ha descrito como un “milagro”.

Asentada la fase de relajación de las medidas, y a pesar de los numerosos fallecimientos registrados a lo largo de estos dos meses, China considera que ha logrado una “victoria decisiva” contra la enfermedad y dice que “se dio prioridad al pueblo y sus vidas”. Los protocolos en la nación asiática siguen siendo más estrictos que en otras partes del mundo, pero poco a poco los habitantes han ido recuperando cierta libertad de movimiento.

Hasta ahora, la línea de acción pasaba por hacer un rastreo minucioso de los posibles contagiados para cortar de raíz la posibilidad de nuevos brotes. Se le exigía a la población hacerse pruebas PCR cada poco tiempo y se cerraban ciudades enteras de la noche a la mañana. Desde el inicio de la crítica situación, China, el país donde comenzó todo, ha estado en el foco de la comunidad internacional por sospechas de ocultación de datos y de no cumplimiento de los Derechos Humanos en la aplicación de sus políticas contra el Covid.