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Una investigación proyecta el tren del futuro: uniría la Península con las islas

Un equipo de ingenieros de la Universidad Politécnica de Valencia plantea un proyecto con la ambición de crear un túnel submarino.

¿Por qué se nos taponan los oídos al viajar en tren o avión y cómo evitarlo?

Viajar lo más rápido posible es el deseo de muchos. Más todavía si cabe, si se trata entre espacios que están separados por el mar, siendo la única opción el transporte por barco u avión. Pero un equipo de investigadores de Valencia ha proyectado el ‘tren del futuro’: uniría, por debajo del agua, la península con las islas Canarias y Baleares.

Sería a través de una conexión subacuática, en un mismo convoy, en el que viajarían tanto personas como mercancía, entre los 275 kilómetros que van desde Valencia a Mallorca y los 1.700 kilómetros que hay entre la Península y Canarias. La construcción de un túnel bajo el nivel del mar presentaría, de entrada, diversos problemas. Pero el equipo de expertos ha contado con ellos, analizando sus dificultades y la forma de superarlos.

Igualmente, se incorporan parámetros medioambientales, como las fuentes de energía renovables y los materiales a emplear. De completarse finalmente el desarrollo, se sumaría a los cerca de 200 túneles submarinos que hay en todo el mundo. Una idea que, de momento, ha sido premiada en los Premios Prontuario Sika Hackathon, que plantean a los alumnos el reto de crear un tren del futuro con ciertos materiales.

“Nuestro objetivo era acabar con la desvinculación entre la Península y las islas”, explica a elDiario.es María Boluda, ingeniera y presidenta de LideraT de la Universidad Politécnica de Valencia. Este proyecto consiste en la construcción de un tren de alta velocidad, que circularía en un túnel que estaría sumergido a 20 metros bajo el mar, sostenido a su vez por plataformas flotantes. En ellas habría placas solares, con las que se alimentaría de energía al convoy y a las luces del túnel.

Transporte de personas y mercancías

Asimismo, este ambicioso proyecto contaría con cápsulas para el transporte de mercancías y personas, que estarían sustentadas por levitación magnética. “Las personas estarían en los vagones y en la parte superior se situaría la pequeña–mediana mercancía”. Con esto, explica Boluda, se podría conseguir transportar los pedidos por internet a apenas un día.

“Con ello conseguíamos una alta eficiencia y unos tiempos de entrega inmejorables en las islas, solucionando en gran medida el problema de suministro que existe actualmente”, destaca la ingeniera. Un proyecto pensando siempre en generar el menor impacto ambiental posible: 20 metros bajo el mar y anclado al suelo marino a través de cadenas para evitar derivas por el oleaje.

El material a emplear también ayudaría a reducir la huella de carbono, con fibra de basalto, “un material muy innovador y equiparable a la fibra de carbono en cuanto a su resistencia. Proviene de roca volcánica, por lo que es sostenible y biodegradable”. Las cápsulas se podrían reservar, evitando que se produzcan grandes colas de espera. “Se lanzarían cada poco tiempo y en ellas habría una parte de compartimentos para pequeños paquetes y compartimentos para personas, totalmente separados”.

El proyecto, reconocen, “podría ser factible, pero en un futuro. Actualmente ni el AVE es rentable, pero se ha creado, ha agilizado mucho los trayectos y llegará un momento en el que consiga rentabilizarse. El Canal de la Mancha parecía imposible y ahí está”.