Un estudio revela por qué algunas personas no recuperan el olfato tras la COVID
Tras casi tres años de pandemia, se sigue investigando por qué algunos infectados siguen con anosmia.
Uno de los primeros síntomas de la COVID era la pérdida del olfato. Era de las pocas consecuencias directas que desde el 2020 éramos capaces de detectar sin pruebas.
La anosmia, pérdida del olfato, se convirtió en una constante. Y los científicos siguen investigando por qué este daño neurológico sigue presente en algunos pacientes tras haber superado la enfermedad.
Por qué no vuelve el olfato
Una nueva investigación publicada en Science Translational Medicine, explica el origen de un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo.
“Uno de los primeros síntomas que suelen asociarse a la infección por covid-19 es la pérdida del olfato. Afortunadamente, muchas personas recuperan el sentido del olfato en una o dos semanas, pero otras no”, apunta Bradley Goldstein, autor principal del estudio e investigador de Neurobiología en la Universidad de Duke (Carolina del Norte, Estados Unidos).
El equipo de Duke, junto con científicos de Harvard y de la Universidad de California - San Diego, analizó muestras epiteliales olfatorias recogidas de 24 biopsias, entre ellas había muestras de nueve pacientes con pérdida persistente de olfato.
Según Goldstein, “los resultados son sorprendentes. Casi parece una especie de proceso autoinmune en la nariz”. El equipo científico cree que las neuronas parecen mantener cierta capacidad de posible reparación incluso después de la infección y quedar comprometido el sistema inmune.
“Tenemos la esperanza de que la modulación de la respuesta inmunitaria anormal o de los procesos de reparación en la nariz de estos pacientes pueda ayudar a restablecer, al menos en parte, el sentido del olfato”, afirma.
Los resultados de este estudio también podrían ser de ayuda para investigaciones adicionales sobre otros síntomas de la COVID persistente que podrían tener su origen en procesos inflamatorios similares.
“A pesar de la ausencia de ARN o proteína del SARS-CoV-2 detectable, la expresión génica en las células de soporte de la barrera del epitelio olfativo, denominadas células sustentaculares, pareció reflejar una respuesta a la señalización inflamatoria en curso, que estuvo acompañada de una reducción en el número de neuronas sensoriales olfatorias en relación con las células sustentaculares epiteliales olfatorias”.
“Estos hallazgos indican que la inflamación mediada por células T persiste en el epitelio olfativo mucho después de que el SARS-CoV-2 se haya eliminado del tejido, lo que sugiere un mecanismo para la pérdida del olfato a largo plazo posterior a la COVID-19″.
Siguen las investigaciones del por qué la anosmia
“No está claro qué impide la recuperación en el subconjunto de personas con COVID-19 que tienen una pérdida duradera de la función olfativa. Existen varias posibilidades que no se excluyen mutuamente, incluido el daño epitelial inicial grave que disminuye o elimina las reservas de células madre basales que normalmente reconstituyen el neuroepitelio”, afirma la investigación.
“Otras posibilidades incluyen la infiltración del epitelio olfativo por poblaciones de células inmunitarias tales que la neuroinflamación o los fenómenos autoinmunes perturban la función olfativa normal y la homeostasis a través de alteraciones en la expresión génica u otros medios, o mecanismos centrales que causan trastornos en los bulbos olfatorios del cerebro o la corteza olfativa”.
Entre las posibles teorías de esta pérdida olfativa,