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Sri Lanka colapsa

El primer ministro del país declara el “colapso” de la economía tras muchos meses de falta de alimentos, combustible y repetidos cortes de electricidad.

A Sri Lanka Air Force member checks the tokens of people queueing for fuel due to fuel shortage, amid the country's economic crisis, in Colombo, Sri Lanka, June 27, 2022. REUTERS/Dinuka Liyanawatte
DINUKA LIYANAWATTEREUTERS

Sri Lanka, país del sudeste asiático, vive una de las épocas más complicadas de su historia reciente. Seriamente afectado por dos hechos ajenos como la pandemia del coronavirus y la guerra en Ucrania, estos factores han sido el colmo a una poco acertada gestión interna desde el año 2019. La antigua Ceilán atraviesa la peor crisis desde que se declarara su independencia de Reino Unido en 1948, que ha llevado a millones de sus habitantes a buscar huir por barco hacia la costa de Australia.

Hace poco más de un mes el primer ministro del país, Mahinda Rajapaksa, comunicó su dimisión tras diversos choques entre partidarios del Gobierno y los manifestantes, que desde hacía semanas pedían su salida debido a la gran crisis económica que asolaba a todo el país. Unas manifestaciones que provocaron la instauración de un toque de queda a nivel nacional, pese a que en un primer momento afectada solo a la Provincia Occidental, donde está la capital (Colombo).

El nuevo primer ministro, Ranil Wickremesinghe, declaró recientemente que la economía del país estaba completamente “colapsada”. Desde hace meses, los cerca de 22 millones de habitantes de esta isla al sur de India sufren problemas de escasez de medicamentos, alimentos y combustible. “Ahora nos enfrentamos a una situación mucho más grave más allá de la mera escasez de combustible, gas, electricidad y alimentos. Nuestra economía se ha derrumbado por completo. Esa es la cuestión más grave que tenemos ante nosotros hoy”, dijo ante el Parlamento Wickremesinghe.

El colapso llega después de meses de protestas en Sri Lanka, donde la población busca la expulsión del presidente Gotabaya Rajapaksa y de sus familiares. Se les culpa de tomar una serie de decisiones que han llegado a esta situación, con escasez de muchos productos, falta de medicamentos y una elevada inflación.

Ayuda internacional

El pasado mes de abril suspendió el pago de 12.000 millones de dólares de deuda externa, y ahora buscan cerca de 6.000 millones del Fondo Monetario Internacional para poder redirigir su economía. El Gobierno del país convocará a países cercanos como China, India y Japón a una conferencia de donantes, con la que pretenden conseguir ayuda del exterior y contar con un presupuesto provisional para el próximo mes de agosto.

Ya antes de llegar a esta situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) había alertado de que se corría el riesgo de caer en una emergencia humanitaria, con una inflación que en algunos productos supera el 40% y cortes generales de electricidad que se prolongan durante largas horas. A comienzos de este mes, la ONU confirmó el lanzamiento de un plan de ayuda para suministrar 47,2 millones de dólares en asistencia entre los meses de junio y septiembre. “Esto podría convertirse en una emergencia humanitaria en la que 5,7 millones de personas podrían necesitar asistencia humanitaria”, dijo Jens Laerke, portavoz de la Oficina Humanitaria de la organización.

Falta de combustible

Entre deuda interna y externa, el país debe más de 8.000 millones de euros, una cantidad muy superior a las estimaciones de sus reservas en el mes de marzo, por debajo de los 2.000 millones. Moody’s, empresa financiara, asegura que es el primer país de Asia Pacífico que incumple con sus obligaciones económicas desde Pakistán en 1999. Y mientras tanto, los retrasos en la llegada de combustible siguen muy presentes.

Kanchana Wijesekara, ministro de Energía, confirmó que los proveedores no podían cumplir con las entregas. “Lamento informar que CPC (Ceylon Petroleum Corporation) me ha informado que los proveedores que habían confirmado envíos de Gasolina, Diesel y Petróleo Crudo a principios de esta semana y la próxima semana han comunicado la imposibilidad de cumplir con las entregas a tiempo por razones bancarias y logísticas”.

El ministro no pudo confirmar una fecha para la llegada de los envío, por lo que “las operaciones de la refinería se cerrarán temporalmente”. A su vez, el Gobierno prepara la admisión de empresas extranjeras para ayudar a distribuir combustible. Hasta el momento solo dos compañías (CPC y la filial ceilandesa de Indian Oil Copr) están autorizadas a distribuir combustible.

Este mismo lunes el país ha decidido limitar la distribución de combustible únicamente a servicios esenciales, con el objetivo de poder estirar las escasas reservas disponibles. De esta forma, solo los servicios como salud, aeropuertos o servicios portuarios podrán adquirir combustible, según confirmó el portavoz del gabinete de Gobierno, Bandula Gunawardena.

La medida comenzará desde esta misma noche y se extenderá hasta el día 10 de julio, lo que conllevará el cese de muchas de las actividades de Sri Lanka. “Esto no es un confinamiento. Se trata de trabajar desde casa hasta el día 10. Lo que queremos es que la gente se quede en sus distritos”. El Gobierno espera que las conversaciones con el FMI y Estados Unidos cristalicen en un máximo de cinco semanas, para finalmente conseguir alimentos, combustible y otros productos de primera necesidad.