Una estadounidense se muda a España y revela por qué nunca será 100% feliz si vuelve a su país: “La comida me enferma”
Su vida en la ciudad española ha mostrado a la joven una visión del trabajo muy diferente al que tenía en su estancia en el continente americano.
Christina Davis, de 32 años, se mudó a Barcelona hace tres años y está decidida a seguir viviendo fuera de su país. La estadounidense originaria de Nueva Jersey, estudió en Madrid en 2015 y pasó la etapa de pandemia en Asia, tras dejar su trabajo en ventas de dispositivos médicos en 2019. Sus experiencias en el extranjero le hicieron apreciar una vida diferente que no conseguía mantener en su país natal.
El principal motivo por el que quiso dejar su trabajo en Estados Unidos fue la presión y la exigencia que se le reclamaba en el país. Según ella, durante su estancia en América, no aceptó tener solo 10 días de vacaciones anuales. A la hora de elegir un nuevo destino tenía claro que deseaba entrar en el mundo occidental y Europa “era una especie de punto medio, lo suficientemente cerca de casa para poder ir de visita, pero no en Estados Unidos”, asegura ella.
La antigua encargada de ventas aprovechó los diez días libres que tenía por vacaciones para investigar qué país europeo se acercaba al estilo de vida que esperaba llevar. Barcelona pareció ser la ciudad ideal para sus propósitos, donde a día de hoy trabaja como productora de podcasts. Según su testimonio, la ciudad española tiene varios puntos positivos, como los bajos precios en comparación a Estados Unidos o el acercamiento y el cariño que recibe de la gente.
Problemas en España
Su vida en España no impide a Davis viajar de vez en cuando a su país de origen para visitar a sus familiares y amigos. “Vuelo unas cuantas veces al año, pero el estilo de vida y el coste de vida son realmente astronómicos ahora, y no se obtiene una mejor calidad a cambio”, explica ella, según informa Daily Mail. No obstante, su primer año estuvo lleno de sorpresas y contratiempos a la hora de adaptarse a la cultura española, comprender el sistema sanitario del país o instalarse de su nuevo apartamento.
“Creo que el mayor desafío es probablemente el primer año, integrarse es realmente difícil”, asegura ella. “Al principio puede que te sientas un poco solo porque hablarás con tus amigos de casa y ellos no pueden comprender por lo que estás pasando”, añade la estadounidense. Ve la ciudad española como un punto transitorio, considera que la gente no suele vivir de media más de cuatro años en la capital catalana.
Hacer amigos es otro tema complicado para Davis, la facilidad con la que conoce gente que luego se va de la ciudad complica la formación de un grupo estable de personas cercanas a ella. Esta dificultad para la estadounidense y su relación cercana con su familia motivan a la estadounidense a volver con frecuencia a su país de origen, pero tiene claro que añora Barcelona cuando está fuera, sobre todo por su comida.
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Davis confiesa que la comida de Estados Unidos le da dolor de estómago, “y eso que como bastante limpio”. La política es otro tema que preocupa a la estadounidense, pues la fuerte polarización y el rumbo político que está tomando su país de origen la preocupan.
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