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Una ballena perdida durante 200 años reaparece en el Atlántico

La ballena gris, común en el Pacífico, podría haber llegado a través del Paso del Noroeste, que conecta con el Atlántico a través del Ártico. Los expertos apuntan al cambio climático como respuesta a su avistamiento.

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Una ballena perdida durante 200 años reaparece en el Atlántico
New England Aquarium

Después de pasar alrededor de dos siglos desaparecida, extinta a los ojos de los expertos marinos, ha reaparecido. En los últimos días fue avistada una ballena gris que los expertos marinos ya tenían pocas esperanzas de ver en el océano Atlántico. Ocurrió cerca de la isla de Nantucket, en el estado Massachusetts.

Si bien la especie prospera en las costas del Pacífico, la ballena gris se extinguió del Atlántico en el siglo XVIII. O, al menos, eso se creía. Ya el pasado mes de diciembre se avistó a una ballena gris en la costa de Florida, y ahora los expertos creen que se trata del mismo ejemplar visto la semana pasada, según ha informado el Acuario de Nueva Inglaterra.

El equipo de reconocimiento aéreo de dicho acuario la detectó el pasado viernes 1 de marzo, llegando a fotografiarla mientras se zambullía en el agua y emergía de nuevo desde el fondo marino. “Mi cerebro estaba tratando de procesar lo que estaba viendo, porque este animal era algo que realmente no debería existir en estas aguas”, afirma Kate Laemmle, técnica de investigación del acuario.

El cambio climático, posible causa

Los responsables del acuario, a través de un comunicado, apuntan al cambio climático como posible causa para encontrar a esta especie de ballenas lejos de su hábitat habitual. Según afirman, pudo viajar a través del Paso del Noroeste, la ruta que conecta el Pacífico y el Atlántico a través del Océano Ártico. Debido al calentamiento global, este paso ha permanecido sin hielo los meses de verano, pudiendo las ballenas pasar por él.

“Este avistamiento pone de relieve la importancia de cada estudio. Aunque esperamos ver ballenas jorobadas, francas y rorcuales comunes, el océano es un ecosistema dinámico y nunca se sabe lo que se puede encontrar”, añade Orla O’Brien, científica investigadora asociada del Centro Anderson Cabot para la Vida Oceánica en el Acuario de Nueva Inglaterra. “No quería decir en voz alta qué era, porque parecía una locura. Es un recordatorio de la rapidez con la que las especies marinas responden al cambio climático, si se les da la oportunidad”.

Un cambio climático que, además de preocupar por su influencia en el fortalecimiento de las tormentas tropicales y el deshielo marino, ha causado un gran impacto en algunas especies de ballenas. Entre ellas, las ballenas francas del Atlántico Norte, una especie en peligro de extinción y que son cada vez más pequeñas debido a la menor disponibilidad de alimento.

Generalmente, estas ballenas grises se suelen encontrar en el Océano Pacífico Norte y, según explica el acuario, se diferencian con facilidad de otras especies por su ausencia de aleta dorsal, su piel moteada de gris y blanco y su joroba con crestas pronunciadas. Pese extinguirse en el Atlántico hace siglos, en los últimos 15 años se han dado hasta cinco avistamientos en sus aguas y en las del Mediterráneo.

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