Un fenómeno atmosférico ayudó a Ucrania a hundir el Moskva
Se trata de la “propagación anómala”, la cual favoreció que la señal del radar se viera afectada por las variaciones del índice de refracción en la atmósfera generadas por variaciones locales de la temperatura o la humedad.
“Propagación anómala” probablemente sea un término desconocido para muchas personas. Ahora bien, es la denominación de un fenómeno atmosférico que tuvo un papel determinante cuando varios misiles ucranianos impactaron y hundieron el buque de guerra ruso Moskva en el mar Negro en abril de 2022.
En concreto, se trató de que la propagación de la señal de radar se vio afectada por las variaciones del índice de refracción en la atmósfera generadas por variaciones locales de la temperatura o la humedad. También pueden producir ecos de radar las aeronaves, el polvo, los pájaros o los insectos.
La demostración
Los investigadores de la Agencia de Investigación en Defensa Sueca (FOI) han podido demostrar en la actualidad -gracias a la utilización de datos meteorológicos disponibles públicamente- que era posible que un radar ucraniano terrestre detectara Moskva, a pesar de que el barco se encontraba mucho más allá del horizonte normal del radar.
La distancia a la que cualquier sistema puede detectar un objetivo cerca de la superficie suele estar limitada por el horizonte de la Tierra. Para calcular la distancia al horizonte, se suelen hacer ciertas suposiciones sobre las condiciones atmosféricas predominantes.
Aspectos a tener en cuenta
En el caso del Mineral-U, el sistema de radar móvil y terrestre utilizado probablemente por el ejército ucraniano para detectar el buque de guerra ruso, la distancia de detección es, aproximadamente, de unos 50 kilómetros. Es por ello que el 13 de abril de 2022, cuando el ejército ucraniano aseguró que dos de sus misiles habían alcanzado el Moskva, surgieron dudas.
¿Por qué? Está claro: El barco se encontraba a unos 135 kilómetros mar adentro. “El problema con la forma habitual de estimar el horizonte del radar es que no tiene en cuenta las diferentes condiciones atmosféricas que pueden estar presentes”, asevera en un comunicado Lars Norin, del Departamento de Sistemas de Radar de Guerra Electrónica de la FOI.
Conclusiones
Y es que las temperaturas, la presión y la humedad pueden variar considerablemente de un día a otro y de diferentes capas de la atmósfera. Todos estos parámetros pueden tener un impacto significativo en la propagación de las ondas electromagnéticas emitidas por los sistemas de radar.
“Nuestra investigación muestra que entre las 16.00 y las 21.00 horas, hora local, el radar Mineral-U habría podido detectar un objetivo mucho más allá del horizonte. Dado nuestro tamaño estimado de Moskva, descubrimos que el radar habría podido detectarlo fácilmente, pero solo dentro de ese período de tiempo”, concluye el equipo de investigadores.