Sociedad

Un artista gana 2,1 millones de euros después de ser demandado por un cuadro que ni era suyo

El propietario del cuadro demandó a Peter Doig por falsa negación sobre la autoría de la obra, ahora el juez impone sanciones contra el vendedor.

Un artista gana 2,1 millones de euros después de ser demandado por un cuadro que ni era suyo
Brian McNeil
Marta Tejedor
Actualizado a

Pocas veces se han escuchado casos en los una galería de arte demande a un artista por negarse a aceptar una obra que supuestamente ha pintado él. Normalmente pasa al revés, la acusación hacia el pintor suele ser por falsificación de la obra.

A pesar de ser un caso inusual, Peter Doig ha sido testigo en primera persona de cómo Robert Fletcher, un exfuncionario de prisiones y propietario de una galería de arte, ha decidido llevarlo a juicio por negarse a aceptar una obra como suya. Se trata de un oleo sobre lienzo de un paisaje rocoso y desértico que iba a ser vendido por varios millones de dólares.

El señor Doig es un famoso artista británico cuyas obras se venden por varios millones de dólares. Cuando envió a un experto para fotografiar su supuesta obra y mostrársela, él mismo pudo comprobar que nunca había realizado semejante cuadro. La venta de la obra se canceló ante la duda de quién era su artista y, como consecuencia, el propietario de la galería levantó una demanda por falsa negación.

Doig no es en realidad Doig

El Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Norte de Illinois, el juez Gary Feinerman, fue quien llevó el caso de la demanda en el 2016, según The New York Times. Tras comprobar la escasez de pruebas por parte del propietario de la galería sobre la autenticidad de la obra, el juez falló a favor del pintor y exigió el pago de 2,5 millones de dólares por parte de Fletcher.

Durante la sentencia del 30 de diciembre, el tribunal había explicado que, según él, las partes acusatorias continuaron con el caso contra el pintor incluso cuando “debería haberles quedado absolutamente claro que sus reclamaciones carecían de fundamento y no tenían ninguna posibilidad de prosperar”.

La demanda se había solicitado en 2013, cuando Fletcher había intentado vender un cuadro con la firma de “Pete Doige 76” y el pintor había negado ser el autor de la obra. La venta se canceló y la galería perdió vario millones de dólares por esta negación. En consecuencia, Fletcher levantó una demanda contra Doig por el pago de cinco millones de dólares, la mitad de lo que la galería iba a conseguir con esa compra.

El propietario del cuadro afirmó ante el tribunal haber conocido al pintor en los años 70 en la Universidad Lakehead en Thunder Bay, Ontario, Canadá y haber coincidido con él varios años después en la prisión de la ciudad canadiense. Mientras Fletcher trabajaba en el corredor de Thunder Bay conoció a Doig, que había sido arrestado. Allí le compró su tela por 100 dólares y le ayudó posteriormente a encontrar trabajo.

Ante esta afirmación, el pintor confesó no haber estado jamás en prisión y mucho menos en la Universidad Lakehead en 1970, cuando él solo tenía 17 años y vivía con sus padres en Toronto. Tanto el pintor como su abogado explicaron que a quien había conocido Fletcher era Peter Edward Doige, quien falleció en 2012 y estuvo recluso en la prisión donde trabajaba el propietario de la galería.

Fletcher y Peter Bartlow, comerciante de arte de Chicago que había ayudado a vender la pintura, acusaron al pintor de estar negándose a aceptarla como suya por venganza contra el propietario. Ante esta situación, y sin poder testiguar la autoría de la tela con documentos oficiales, el tribunal falló a favor de Doig y exigió el pago de 2,5 millones de dólares por parte del propietario de la obra.

Una donación generosa

Matthew S. Dontzin, abogado de Doig, afirmó en una declaración que el pintor donaría todo lo ganado en la sentencia contra Fletcher a una organización sin ánimo de lucro encargada de animar a los presos a hacer arte. “Nos sentimos aliviados de poder finalmente llevar este caso absurdo a una conclusión justa”, explicó el abogado.

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William F. Zieske, quien había sido el abogado de Fletcher durante el juicio, anunció que el juez había permitido que se llevase el caso a juicio y que sus antiguos clientes “ciertamente actuaron con total ética y buena fe”. No obstante, criticó la larga demora de las sanciones, pues la demanda se había levantado en 2013.

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