Toneladas de algas en descomposición en varias playas de Dénia generan preocupación en vecinos y turistas: “Esto es un peligro”

Un verano más, varias playas de Dénia se ven afectadas por la acumulación de algas muertas, especialmente posidonia oceánica, coincidiendo con la temporada turística. Aunque se trata de una especie protegida por su valor ecológico, el Ayuntamiento ha cesado su mantenimiento desde principios de julio, lo que ha generado un notable malestar entre vecinos y visitantes. Hasta esa fecha, la política consistía en empujar las algas hacia el mar y cubrirlas con arena.

El problema va más allá de la accesibilidad: personas mayores y con movilidad reducida encuentran imposible atravesar los varios metros de algas en descomposición, mientras que el mal olor, la proliferación de insectos y la aparición de roedores han generado preocupación por la salud pública. Además, la falta de oleaje en algunas zonas ha provocado la acumulación de sedimentos y materia orgánica, reduciendo la calidad del agua y obligando al cierre temporal de algunas playas al baño durante el mes de julio.

El alcalde, Vicent Grimalt Boronat, ha defendido públicamente su política medioambiental, incluso posando entre montones de algas muertas. Si bien es cierto que la posidonia protege la costa y mejora la calidad del agua, otros municipios como Cullera han adoptado políticas de conservación más equilibradas, que permiten compatibilizar la protección del entorno con el turismo, principal motor económico de la zona. La situación en Dénia, que ya ha trascendido a medios fuera de la comarca, podría tener un impacto negativo en sectores como la hostelería y la restauración.

Movilización vecinal

Ante la falta de respuesta institucional, los vecinos se están organizando para presentar quejas formales. Critican que, mientras se presume de política medioambiental, se conceden licencias para instalar chiringuitos en las mismas playas afectadas, permitiendo que estos limpien únicamente las zonas donde colocan sus terrazas y tumbonas. También denuncian el fondeo de embarcaciones junto a las praderas de posidonia, lo que pone en riesgo su conservación.

La policía local, según los testimonios, no ha intervenido ante las quejas a pie de playa, a pesar incluso de las varias caídas sufridas por personas mayores al intentar atravesar las acumulaciones de algas. Además, se señala que el Ayuntamiento ha reducido costes de mantenimiento: no se han reparado accesos deteriorados (escaleras, lavapiés, pasarelas) y la arena no ha sido saneada en semanas, acumulando basura como colillas, botellas rotas e incluso animales muertos. “Esto es un peligro, solo se solucionará cuando haya una tragedia y luego veremos como los políticos se pasan la pelota de unos a otros”, señala un vecino.

Posidonia: beneficios y retos

La posidonia oceánica es una planta marina esencial para el Mediterráneo. Sus praderas submarinas producen oxígeno, capturan CO₂, estabilizan los fondos marinos y albergan una biodiversidad única. También protegen la costa frente a la erosión y mejoran la calidad del agua.

Sin embargo, cuando no hay suficiente oleaje o corriente, la descomposición de sus hojas muertas puede provocar acumulación de sedimentos y materia orgánica, reduciendo la calidad del agua y afectando a la fauna marina. En la playa, aunque muerta, sigue siendo útil: conserva la arena, forma barreras naturales y sirve de refugio para pequeños organismos.

Aun así, puede generar mal olor, atraer insectos, dificultar el acceso al mar y provocar conflictos entre conservación ambiental y turismo. Por eso, su gestión debe ser equilibrada, reconociendo su valor ecológico y buscando soluciones sostenibles que armonicen la protección del medio marino con el uso responsable del litoral.

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